Historias de vida
3'
En el Colegio Nacional 18, de Floresta, este referí de la B Metropolitana aprendió dos cosas: que podía dirigir partidos de fútbol y, gracias a una compañera, a encontrar una manera de decir las cosas, cantando
El próximo sábado puede ser un día largo para el árbitro de fútbol Germán Bermúdez. Si sale sorteado en la AFA, a la tarde le tocará dirigir un partido de la B Metropolitana. Pero a la noche, subirá al escenario del bar cultural La Forja, en Flores, donde una vez más con su voz y sentimiento rendirá tributo a Joan Manuel Serrat.
Bermúdez, de 38 años y que además es desde septiembre pasado secretario gremial de la Asociación Argentina de Árbitros, sabe de estos sacrificios como la vez que a cuatro horas de pitar el final en el empate en dos entre Central Córdoba y Almagro, en Rosario, subió a escena en Capital con algo de demora que los músicos que lo acompañaban disimularon con unos covers.
La veta artística que explota es cantar en el estilo del Nano, propuesta que le permite llenar auditorios y sumar entre los asistentes a sus espectáculos a gente vinculada al ambiente del fútbol y el referato.
"Serrat es para mí un gran compañero de ruta", apuntó a HISTORIAS DE VIDA quien asegura que la recreación musical que logra del cantautor catalán "pasa por respetar el estilo" del creador de Cada Loco con su Tema a la que considera más que una canción, "una declaración de principios".
Mucho tiene Germán que agradecerle a Alejandra, una compañera de la secundaria en el Nacional 18 de Floresta, que un día le hizo escuchar a Serrat para que, al poco tiempo, ya estuviera entonando sus canciones.
El colegio también jugó un papel importante en su desembarco en el referato, cuando el centro de estudiantes le propuso dirigir los partidos intercursos y la experiencia "de jugar sin tocar la pelota", como la describió, le salió bastante bien.
Para colmo, por una urgencia de su padre, Humberto, que estaba al frente del Departamento de Prensa de Vélez Sársfield, Germán un día reemplazó al encargado de la voz del estadio del Amalfitani, que cayó enfermo y ya no volvió.
Así, siendo adolescente, por un tiempo fue dando las formaciones los días de partido donde no sólo ejercitaba su voz microfónica que lo llevó a emprender la carrera de locutor en el ISER, sino que además al pedir las alineaciones de los equipos, se fue interesando en lo que hacían los árbitros. Carlos Mastrángelo, recordado referí de los noventa, le regaló una de sus tarjetas amarillas y lo invitó a los cursos de formación arbitral en la escuela que iniciaba su actividad y de la que en 1995 fue parte de su primera promoción junto a Luis Álvarez y Patricio Loustau, que dirigen en Primera, y Julio Barraza, que también está en la B Metro.
En tránsito
A propósito de su padre, a Germán lo une un vínculo muy estrecho desde que a los nueve años perdió a su mamá que no pudo ver a su hijo como locutor en Crónica TV y Canal 26, ni como árbitro ni cantante, las tres actividades que lo apasionan.
"Los partidos hicieron que no pudiera cumplir con los horarios por lo que me dediqué al referato y empecé como locutor a grabar publicidades y conducir eventos" donde un día, de manera impensada, surgió lo de Serrat.
Aquellos temas que cantaba en su casa sobre los casetes de 90 minutos del Nano que le grababa un amigo que tenía disquería, le fueron dando el estilo del genial catalán. "Serrat es una manera de decir las cosas, es sensibilidad y poder de síntesis", afirmó convencido que hoy y por qué no el sábado, en el escenario que sea, puede ser un gran día.
La veta artística que explota es cantar en el estilo del Nano, propuesta que le permite llenar auditorios y sumar entre los asistentes a sus espectáculos a gente vinculada al ambiente del fútbol y el referato.
Mucho tiene Germán que agradecerle a Alejandra, una compañera de la secundaria en el Nacional 18 de Floresta, que un día le hizo escuchar a Serrat para que, al poco tiempo, ya estuviera entonando sus canciones.
El colegio también jugó un papel importante en su desembarco en el referato, cuando el centro de estudiantes le propuso dirigir los partidos intercursos y la experiencia "de jugar sin tocar la pelota", como la describió, le salió bastante bien.
Para colmo, por una urgencia de su padre, Humberto, que estaba al frente del Departamento de Prensa de Vélez Sársfield, Germán un día reemplazó al encargado de la voz del estadio del Amalfitani, que cayó enfermo y ya no volvió.
En tránsito
A propósito de su padre, a Germán lo une un vínculo muy estrecho desde que a los nueve años perdió a su mamá que no pudo ver a su hijo como locutor en Crónica TV y Canal 26, ni como árbitro ni cantante, las tres actividades que lo apasionan.
Aquellos temas que cantaba en su casa sobre los casetes de 90 minutos del Nano que le grababa un amigo que tenía disquería, le fueron dando el estilo del genial catalán. "Serrat es una manera de decir las cosas, es sensibilidad y poder de síntesis", afirmó convencido que hoy y por qué no el sábado, en el escenario que sea, puede ser un gran día.