
El Papa lavó y besó los pies de seis hombres y seis mujeres, la mitad extranjeros. Entre ellos dos nigerianas, una congoleña, una ecuatoriana, un brasileño y un nigeriano, en tanto los restantes seis son italianos.
Durante el rito Francisco también lavó los pies de un niño pequeño, hijo de una de las seis detenidas participantes, que estaba en brazos de su madre.
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En la iglesia están presentes 150 mujeres detenidas, incluyendo 15 madres con sus hijos, y 150 detenidos. Otros 300 fueron saludados por el pontífice en el patio antes de la misa.
Concelebran con el Papa, entre otros, el cardenal vicario de Roma, Agostino Vallini, y el arzobispo Angelo Becciu, sustituto ante la Secretaría de Estado.
"También yo necesito ser lavado por el Señor: y por eso recen, durante esta misa, para que el Señor lave mis suciedades, para que yo me haga cada vez más esclavo de ustedes, más esclavo en el servicio a la gente, como fue Jesús", dijo Francisco a los detenidos en la homilía de la misa.