Carlos Burgos, el joven acusado de balear a una joven embarazada, se entregó en la comisaría 2ª de La Plata, junto a su madre y en ese momento fue reconocido como quien disparó contra Carolina Piparo, por un matrimonio que concurrió como testigo a la seccional.
En el requerimiento de detención, formulado por el fiscal Marcelo Romero, surge que Burgos se presentó espontáneamente ante la Policía debido a que había tomado conocimiento que era buscado por el ataque a la embarazada, que dio a luz a su bebé por una cesárea de urgencia.
En ese momento, se encontraban en la comisaría una mujer y su marido, testigos casuales del hecho, quienes el jueves pasado, por la mañana, caminaban por las calles de la localidad de Gonnet donde fue baleada la joven.
Ambos describieron la moto en la que se movilizaban los dos asaltantes, la ferocidad y violencia del ataque y reconocieron a Burgos como el autor del disparo en momentos en que el joven ingresó con su madre y ellos estaban dentro de la seccional.
“Los testimonios prestados (por policías) narraron las tareas investigativas desplegadas y el momento en que observaran a Burgos acompañado de su madre en la seccional segunda, a la que concurrieron en forma espontánea”, señala la petición fiscal.
En tanto, Romero consideró que Burgos, junto a por lo menos otra persona, interceptaron a Piparo en las calles 36 y 21 y luego de apoderarse de 10.000 pesos y 10.000 dólares que había retirado de una sucursal bancaria, le efectuaron un disparo de arma de fuego con el objetivo de matarla.
“Desprecio por dos vidas”
“Teniendo en su poder el botín, atento a la nula resistencia ofrecida por la víctima, una persona de sexo masculino intentó dar muerte a Carolina, quien frente a su inocultable estado de gravidez se encontraba en franca situación de minusvalía e inferioridad”, consignó el fiscal Romero.
En la requisitoria de detención, que fue avalada por el juez de Garantías César Melazo, consideró que el disparo de arma de fuego “fue a efectos de asegurar el resultado del robo perpetrado”.
Al respecto, le pidió al juez que, a la hora de expedirse sobre la calificación de alevosía en el hecho, tome en cuenta “la extrema cobardía y el desprecio por dos vidas humanas, quienes se encontraban en franca situación de minusvalía e indefensión”.
Es que Romero caratuló la causa como “robo calificado por el empleo de arma en concurso real con tentativa de homicidio doblemente calificado por haber sido perpetrado con alevosía y para asegurar los fines del delito precedente”.
En la causa, el fiscal detuvo, además, a dos mujeres a las que les imputó el delito de “encubrimiento agravado” y a las que se les secuestró dinero presuntamente del robo.
“Nunca me ha tocado actuar en una causa tan aberrante en casi 25 años de trayectoria”, en el Poder Judicial, dijo Romero, aunque aclaró que se “trabaja sin prisa, sin pausa, y con mucho cuidado”.
“Más allá del vértigo en las diligencias realizadas, con la presencia efectiva e invalorable del juez de Garantías, no podemos perder el norte de las garantías constitucionales de los imputados so pena de arruinar la investigación y generar algún tipo de nulidad”, graficó.
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