Tantas veces se lo dio por muerto, que sorprende que Sergio Massa haya salido a flote y hoy tenga la tercera mejor imagen entre los políticos. Juega a ser sostén estratégico del gobierno, al que enfrentará en 2017.

No den por muerto nunca a Sergio Massa. Esa es una de las lecciones que han dejado la reciente campaña electoral y los hechos posteriores. Porque el líder del Frente Renovador estuvo al borde del nocaut el año pasado, cuando comenzó el drenaje acelerado en el seno de su fuerza, y pudo sobreponerse. ¿Quién no recuerda los chistes que por entonces aludían a la rapidez con que el tigrense iba perdiendo aliados? Por esos días Marcelo Tinelli convocó a los tres principales candidatos con sus esposas, y el orden de aparición lo establecieron las encuestas. Massa salió a escena en tercer lugar, y en las redes sociales circulaban tuits que sugerían que si no se apuraba, el imitador también lo iba a abandonar.

Nunca debe haber transpirado más que el día del cierre de listas, el 20 de junio, cuando recién a último momento confirmó el nombre de su candidato a gobernador bonaerense. Tras haber tocado fondo, interpretó que solo le quedaba volver a crecer, aunque no le alcanzara ya para ganar. El tercer lugar en las PASO no fue el prolegómeno de su desaparición en octubre, elección en la que repitió esa posición, pero conservó la mayoría de sus votos: un decoroso papel.

Ya fuera de carrera, se las arregló para mantenerse en escena y hasta pudo tener una cuota de protagonismo el día del balotaje, dando una conferencia de prensa al concluir la elección.

Propios y extraños le reconocen a Sergio Massa la capacidad de mantenerse a flote en la adversidad. Y pese a que una y otra vez pareció quedar fuera juego, haber logrado mantener igual el protagonismo. La semana pasada fue una muestra palpable. Más allá de que razones estratégicas hayan motivado a Mauricio Macri a llevarlo con él a Davos, el jefe del FR no perdió la oportunidad de sacarle jugo a la cita.

Amén de su tercer lugar en las elecciones, el Presidente lo presentó ante los líderes con los que se entrevistó como "el principal dirigente opositor de la Argentina". Fue música para sus oídos, ¿qué mayor reconocimiento podía pedir Massa? Lo demás fue yapa, más allá de que no haya sido ingenuidad lo que llevó al primer mandatario a sugerir el nombre de su compañero de viaje como eventual futuro presidente del justicialismo.

Si bien en el seno del Frente Renovador no cayó nada bien el comentario presidencial -mucho menos en el PJ-, Sergio Massa no arruinó su luna de miel cruzando a su anfitrión. Por el contrario, salió de la situación con altura, sugiriendo en su lugar para el justicialismo a su socio José Manuel de la Sota.

Si bien Sergio Massa se ha metido a tallar en la interna del peronismo con la invitación que le cursó a Juan Manuel Urtubey y Diego Bossio semanas atrás en Pinamar, sabe que debe actuar con cautela y que tiene un partido propio en el que los peronistas son mayoría, pero no los únicos. A propósito del comentario de Macri en Davos, la diputada radical del FR Cecilia Moreau aclaró que Massa es "un líder opositor, plural y moderno. No va a pelear la conducción del PJ, lo que no significa que no vaya por el PJ". Más diferenciador se mostró el exARI Walter Martello, que recordó que "a Massa le fue bien cuando se diferenció del pejotismo, no veo ninguna necesidad de discutir una interna con personajes como Gildo Insfrán".

Lo cierto es que no se lo verá a Massa jugando en esa interna, que por otra parte conocedores del paño como Eduardo Duhalde dicen que no se dará este año. Pero en todo caso Massa jugará el juego que ya mostró acompañando al Presidente a Suiza. Siempre atento a las encuestas, se mostrará colaborador en tanto el buen clima acompañe al gobierno; habrá que ver hasta donde se extiende este período de gracia.

Por estos días algunos recordaban a Carlos Menem. Cuando la renovación ni siquiera era un proyecto en el PJ, no dudó en mostrarse cerca de Raúl Alfonsín en los primeros años de la recuperada democracia. Al punto tal que el entonces gobernador riojano se diferenció del resto del peronismo apoyando el "sí" en el plebiscito por el Beagle convocado por el gobierno radical.

Massa es un aliado clave de María Eugenia Vidal, quien le ha pagado con creces el acuerdo de gobernabilidad suscripto antes de asumir. Un hombre del Frente Renovador, Jorge Sarghini, preside la Cámara de Diputados bonaerense; un cargo valioso y una caja importante, tanto que el peronismo se desesperó cuando vio que la perdía. En tiempos de vacas flacas, cuando ya no manejan más que intendencias -encima con serios problemas fiscales-, se resistían a perder también el manejo de Diputados en la Legislatura bonaerense.

El tigrense será también clave en el Congreso de la Nación, donde el bloque frente UNA tiene 28 diputados, que dejarían a Cambiemos a tiro del quórum. Aunque no todo el frente que encabeza Sergio Massa sea massista, y que aun algunos de los que sí lo son reniegan de ayudar al gobierno y se sentirían más a gusto cerca del peronismo. Será una prueba para el liderazgo de Massa, que al menos por este año se mostrará sino cercano al gobierno, colaborador del mismo.

Las encuestas le dan la razón a su postura. Lo muestran tercero, con un 62% de imagen positiva, a dos de Macri, y cinco de María Eugenia Vidal. Otra vez tercero, pero claramente es hoy el peronista mejor ponderado.

Como sea, el idilio tendrá que terminar el año próximo, cuando Massa se juegue el todo por el todo en las legislativas. Irá por la senaduría, banca a la que desde el peronismo aspira Daniel Scioli, que tal vez esta vez tenga competencia interna. ¿Florencio Randazzo se sacará las ganas de desafiarlo? Casi seguro.

Ante semejantes rivales, el ahora oficialismo bonaerense se jugará el todo por el todo con un candidato propio que todavía se ignora quién será. Debe ganar, como corresponde a todo oficialismo, aunque no le será sencillo. Corre a favor que el peronismo divida votos, pero no tiene candidatos. Jorge Macri aspira a que el apellido le juegue a favor. ¿Elisa Carrió completará el cupo femenino? Ya está viviendo en la provincia.

El que gane entre los peronistas quedará clasificado inmediatamente para las presidenciales de 2019; es el sueño de revancha de Scioli. Pero si el PJ queda tercero, podría generar un drenaje que beneficie al massismo, como ocurrió en 2013, aun más exacerbado. Es el deseo de Massa, quien ya aclaró cuál es su plan: "No quiero quedarme con el PJ; quiero los votos del PJ".

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