Entre la lógica y la sorpresa

Dominic Thiem hizo la lógica acorde a su sexto puesto en el ranking, vino a ganar su segundo título en el ATP porteño no como sorpresa sino ya como una figura asentada entre los mejores. Jugó a tres cuartos de máquina y sólo Guido Pella lo obligó a correr y a pegar incómodo. Ni siquiera Gael Monfils fue rival para el austríaco. Y en la final hizo lo necesario para ganar ante la gran sorpresa del torneo: el esloveno Aljaz Bedene, un jugador exquisito, técnico, que gustó y que arribó impensada pero merecidamente a la definición del campeonato, por supuesto, sin poder hacerle sombra a Thiem.

Para los argentinos, el torneo fue positivo. Pudo llegar más lejos Diego Schwartzman sobre todo despejado el camino por la eliminación de Carreño, que fue una decepción. Bedene fue su tope en cuartos. Pero todos mejoraron su ranking, desde el Peque hasta quién más ascendió (7 puestos) Federico Delbonis, por lógica de acuerdo a su arribo a semifinales, quedando 63º. Guido Pella (4 puestos) y Leo Mayer (1) por meterse en cuartos, están en este concepto.

El contexto de ver a uno de ellos jugando por el título el domingo es casi utópico, están para arrimar, para jugar cuartos el viernes y alguno de ellos, para meterse en semfinales, como pasó con Berlocq el año pasado. De todos modos, no ver a alguno disputarle el campeonato al primer preclasificado no hace mella en la convocatoria y en el interés del público, que en esta edición acompañó más que en 2017 también favorecido por los dos días de feriado a comienzos de semana.