Un pie en bandas como Hermética y Almafuerte y el otro en Arbolito; la idea 'lutheriana' de crear sus propios instrumentos como la charantarra (una combinación de guitarra eléctrica con charango electro-acústico) y la búsqueda de raíz de mezclar el folklore con el metal más crudo y potente (¿folk-metal?) constituyen las bases en las que se apoya la música de Arraigo, una original banda que desde su álbum Fronteras y Horizontes propone una audaz pero atrapante y creativa paleta de estilos y sonidos que cruzan el tango, la zamba, la chacarera, el candombe, la vidala, el carnavalito y la murga rioplatense con el heavy metal con un resultado plasmado en una docena de canciones que no le escapan a la crítica social ("Crías de Crías" se inspira en el trabajo que la banda viene haciendo desde hace tiempo en el barrio Zabaleta de Pompeya) ni a la mezcla de vocablos de un palo y del otro ('Yo he escabiado con Satán / y fui al funeral del barba/ Y ya que tengo rota el alma/ es que aquí me pongo a cantar") como en "Zamba para los Huérfanos", una de las emblemáticas canciones que resumen lo que es la obra de Arraigo, en este caso una zamba que va in crescendo hasta terminar en un furioso heavy metal. Si "Los gritos del Sótano" muestran el costado más trash del quinteto formado por Pablo Trangone, Leandro Ramogida, Federico Bertoli, Javier Espeche y Federico Prieto, "Vidala para que Sigas" lo acerca más a la pata folklórica. Hay heavy-malambo en "Te llamo Eternidad"; "Cadenas y Antifaces" experimenta con la fusión de la música pesada y los murgueros, "Carnaval de Soledades" con el carnavalito y el metal y "Que Sangre Madera", es un cierre tanguero, con bandoneón y todo, corolario perfecto para uno de los discos más audaces y originales que nos dejó 2012.
Pasionales y sinceros "El esnobismo es la más sincera de las pasiones argentinas". La frase le pertenece al escritor Jorge Luis Borges y se lee en el booklet que acompaña Snob, el nuevo trabajo de Matasiete, una de las bandas más movedizas del indie rock argento. Si algo caracteriza al quinteto nacido en Mataderos es la pasión que le pone a su obra y la sinceridad con la que la enfrenta. Snob es un álbum que presenta un lujoso arte de tapa y 12 canciones (once propias y un cover) rockeras vestidas con melodías simples y pegadizas y viene a completar la trilogía que la banda se propuso cuando lanzó Siempre estás en un lugar mejor (2008) y Ego (2010), los que debieron ver la luz con un año de diferencia pero cuestiones de logística, y bolsillo, lo impidieron. Desde el track inicial con "La Cumbia de la silla", es la voz de Gabriel Vallejos (una combinación perfecta entre los estilos de Richard Coleman y Enrique Bunbury) la que sobresale por encima de una banda (Pablo Granato, guitarra y loops; Gustavo Bravo, guitarra, Mariano Bongiorno, bajo y coros y Gonchi Pelencia, en batería) que acompaña sosteniendo con firmeza el lucimiento vocal de su líder. "He ganado siempre", "El canto miserable" y "Con sangre", resaltan en un disco parejo que cierra con "Maldito duende", viejo clásico de Héroes del Silencio, que aquí supo versionar también Pier.