
Se suele decir que el árbol no debe tapar el bosque. Pero la realidad es que Racing cumplió su objetivo, clasificó a la próxima fase de la Copa Sudamericana, y entonces la pobre actuación quedó en segundo plano, por más que la misma haya puesto en riesgo, en el primer tiempo, su continuidad en el certamen.
Es que el DIM se adelantó en el marcador con los dos tantos de Leonardo Castro, pero la Academia lo dio vuelta con los goles de Diego González, Pablo Cuadra (de penal) y Brian Mansilla, mientras que el local terminó con ocho, por tres expulsiones.
La ventaja que obtuvo Racing por su victoria en Avellaneda, disminuyó rápidamente, porque a los cuatro minutos de juego, con un ataque sencillo y en tres pases, el local se puso arriba en el marcador.
Porque Lopera metió el pelotazo largo a espaldas de Grimi, Toloza fue más rápido que el cierre de Vittor y su centro encontró bien ubicado a Castro, quien se arrojó para empujar el balón al gol.
El tanto de arranque modificó el escenario, porque alimentó las ambiciones del DIM, que con un equipo de emergencia no tenía nada que perder y sabía que tenía que jugar sus cartas a ganador, y debilitó el esquema de 5-4-1, que planteó Cocca, para tratar de respaldar a Musso.
Para Racing, fue un baldazo de agua fría, que lo llenó dudas, sin saber como no confundir el equilibrio táctico con una pasividad que debilitara sus posibilidades de ganar la serie. Encima, un rato más tarde, se repitió la misma acción, pero en la izquierda.
Atuesta habilitó a Yulián Gómez, y su centro atrás, volvió a caer en los pies de Castro, que no falló, para poner el dos a cero, y transferirle las responsabilidades a la Academia, que tuvo un premio inesperado e inmerecido, en el final del primer tiempo. Porque a la salida de un tiro de esquina, Zaracho desbordó por izquierda y su centro encontró la cabeza del Pulpito González, para un descuento que volvió a ponerlos en carrera.
En el arranque del complemento, se repitió el escenario: el DIM como protagonista y Racing sin ofrecer garantías defensivas ni respuestas para manejar el balón o tratar de generar peligro.
Pero con el paso del tiempo, los nervios le fueron quitando confianza y precisión a los ataques colombianos, y Racing liquidó el pleito con el penal de Pablo Cuadra y el golpe de nocaut de Mansilla, cuando el rival ya estaba con ocho jugadores.