La despedida del Francisco Urbano y la llegada del nuevo estadio es una motivación para una temporada en la que no hay margen de error
La fiesta de despedida del estadio Francisco Urbano aún está latente en los corazones de miles de hinchas de Deportivo Morón, al margen de ese grupo que pretendió empañarla con la invasión del campo de juego. La pasión de la gente, la fidelidad por los colores y toda la expectativa puesta en lo que viene, con la nueva cancha, un nuevo equipo y el gran desafío de arrancar la temporada peleando el descenso.
El Gallo no tendrá margen de error en el campeonato que viene y la primera decisión que ya se tomó es ratificar en el cargo al técnico Mario Grana, quien junto a los directivos debe decidir la nómina de los jugadores que no serán tenidos en cuenta, los que seguirán y fundamentalmente, los que vendrán como "refuerzos". Como posibles incorporaciones se menciona a nombres "fuertes" de la divisional, como el zaguero central Andrés Manzanares (Temperley), el volante ofensivo Juan Manuel Olivares (Platense) y el goleador Carlos Andrés Soriano (Atlanta). Se asegura que ya hubo contactos e inclusive, se les hizo una oferta importante, pero todas esas negociaciones no lograron avanzar. Además, surgen otras posibles incorporaciones, que parecen posibles, tales los casos del lateral izquierdo Gustavo Mbombaj (Atlanta), el mediocampista central Facundo Fabello (Central Córdoba), el volante Oscar Villamayor (Brown de Adrogué) y el delantero Damián Salvatierra (Villa Dálmine).
Entre los que, se comenta, no seguirán en Morón se encuentran el arquero Diego Ezquerra; los defensores Osvaldo Vila, Alejandro Espinoza, Juan Martín Cadelago, Gerónimo Folatti y Andrés Nuñez; los mediocampistas Lionel Coudannes, Lucas Rodríguez Pagano y Mariano Messera y los delantero Ramón "Wanchope" Abila, Gastón Ada, Juan Pablo Gómez y Víctor Meza.