Su propietario, desconsolado, se prometió reparar el daño, que era total. Los habitantes le dieron su apoyo, y todos juntos comenzaron a golpear puertas.
Ahora, apenas cuatro meses después el sueño se hizo realidad, y la calesita volvió a girar, con la presencia de decenas de pequeños.
En aquel momento, este medio contó la historia de la calesita de Tres de Febrero, ubicada en la intersección de Gaona y Díaz Vélez, y su dueño, César García, relató que “hace un año se instaló la calesita, y gracias a eso la gente viene más a la plaza, viene la familia al lugar”. Aunque estaba visiblemente golpeado, se prometió que “no queda otra que seguir adelante a pulmón, y tengo más ganas de trabajar que antes. Esto no me va a quitar las ganas de trabajar que tengo. Me va a costar, pero yo sé que la voy a levantar”.
Y así fue. La movida comenzó con el propio César, que no dejó puerta sin golpear. También resultó clave el apoyo de los vecinos. En ese marco, la Municipalidad de Tres de Febrero recibió los detalles del problema, y colaboró todo lo que pudo con el proyecto de rearmar el espacio de entretenimiento.
El episodio bisagra fue una carta que el propietario de la calesita le escribió al intendente Hugo Curto, expresándole la necesidad de contar con su ayuda. Así, el jefe comunal ordenó al secretario general Miguel Angel Ríos que se ocupe personalmente del asunto, y sumó al concejal Jorge Urrutia. Entre todos comenzaron con el proyecto, que se transformó en la entrega de los materiales necesarios. Se destaca la donación del presidente del Concejo Deliberante, Agustín Ciorciari, que entregó la madera necesaria para la obra.
Asimismo, otra pieza clave fue la intervención de Carlos Pometi, el Secretario General de la Asociación Argentina de Calesiteros y Afines, que brindó su apoyo y ayuda para la construcción de la calesita.