El boxeo femenino argentino es potencia mundial, y a nivel interno está sosteniendo la actividad encabezando las veladas televisadas, pero aún no posee ránking nacional. ¿Por qué? Dirigentes, promotores y Federaciones, manos a la obra, que materia prima sobra.
Las últimas programaciones con participaciones importantes del boxeo argentino tras los JJOO de Río, han sido siempre encabezadas, o protagonizadas por mujeres.

Por un lado Carolina Duer, por otro La Bonita Bermúdez, y la última semana por la Tigresa Acuña, que defendió con éxito su corona interina pluma AMB por puntos ante la Pumita Brenda Carabajal en Caseros, donde volvió el boxeo profesional con la nueva conducción política del Municipio, que en un primer momento parecía haberlo relegado.

Es más; la entrerriana Débora Dionicius, campeona mundial supermosca FIB, sin exponer su faja, tuvo que reforzar la velada sabatina televisada del último finde con una pelea a 8 rounds ante Alejandra Ríos, como para darle un mejor marco a la de fondo entre Fernando Saucedo y Pablo Ojeda en Florencia Varela, Pcia de Bs As, que "competía" con la del Chocolatito Román González y Carlos Cuadras por Space.

Y además se sumó otra de mujeres, porque hubo un título argentino femenino entre María Rivera y Vanesa Taborda, donde la primera retuvo la corona supermosca.

Y hablando de títulos argentinos femeninos, pasan los años, hace 15 que el boxeo de damas está reglamentado en nuestro país, hay campeonas nacionales y sudamericanas, 13 monarcas mundiales -entre regulares e interinas-, y todavía no hay un ránking nacional femenil. ¿Cómo es posible?

La FAB cuenta con una Comisión de la Mujer en su organigrama, desde que el nuevo presidente Luis Romio tomó el poder, y ésta bien puede instrumentar los recursos de mínima como para que el boxeo femenino casero posea un ránking como el masculino, no solamente para organizarlo mejor deportivamente, sino para llevar registro de sus campeonas como debe ser, y en lo posible hacer cumplir los plazos y reglas que éste exige.

Porque es por demás difícil –por no decir imposible- hacer títulos nacionales y de cualquier tipo sin un ránking, si es que estos quieren ser considerados serios.

Se criticó en su momento a la OMB –y se lo sigue haciendo- por no poseerlo aún. Eso desprestigia a sus campeonas, porque ellas son las líderes de una lista que para la entidad no existe.

Hace poco se cuestionó a la emergente WPC y sus pretenciosos "títulos mundiales" (y argentinos), justamente por la misma razón, es decir, por poseer supuestos campeones mundiales de un ránking fantasma.

Sabido es que no hay demasiadas mujeres en cada una de las categorías como para llenar los listados, pero al hacer el racconto obligado quién dice que nos encontremos con una sorpresa.
Y seguramente que eso incentivará además a muchas otras chicas no sólo a practicar el deporte, o pasar al profesionalismo, sino además a intervenir más asiduamente, a querer entrar en él, escalar posiciones y desafiar a las campeonas.

El nuevo proyecto de Romio para reactivar el boxeo argentino –hablando del masculino profesional- es que cada provincia tenga a su campeón por cada categoría, y que entonces éstos sean quienes integren los ránkings nacionales, que serán de más integrantes de los que exige el reglamento actual (10), donde muchas divisiones están desiertas, o incompletas.

Pues bien; que lo mismo se haga con las mujeres. Que las Federaciones, o Asociaciones provinciales se encarguen cada una de lo suyo, de erigir una campeona regional, para lo cual solamente necesitan seleccionar a las dos mejores boxeadoras por peso que tengan, en las divisiones que tengan. Eso facilitará la tarea.

Y no sólo facilitará la selección primaria, sino que luego esas campeonas tendrán que defender su cetro ante otra pugilista de su provincia que ande suelta, y todo ese círculo virtuoso a la vez redundará en la reactivación estructural y ordenada de la actividad, con un sentido lógico, y no con peleas aisladas como capítulos inconexos de diferentes libros, que no logran armar uno sólo que hable del mismo tema.

En épocas de vacas flacas como las que vivimos, donde todavía se ignora qué camino tomarán los púgiles AIBA que vinieron de Río, e incluso la dirección que tomará la propia AIBA, es momento de sembrar. De reacomodar los porotos desde la base, construir la pirámide desde abajo hacia arriba con equilibrio, y tener paciencia para ver algún día sus frutos, como una mujer para dar a luz.
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