Hace 80 años, el 28 de abril de 1935 Don Luis Orione, llamado el "Santo de la Caridad, colocaba la Piedra Fundacional del Pequeño Cottolengo Argentino. En su interior contenía un ladrillo de la Puerta Santa de la Basílica San Pedro que él hizo traer desde Roma como signo de su amor a la Iglesia y para hacer memoria del Año Santo que concluía en esa misma fecha.
El Pequeño Cottolengo Argentino -hoy Pequeño Cottolengo Don Orione de Claypole- fue la primera obra especialmente dirigida a la atención de personas con discapacidad, siendo en la actualidad la institución de mayor magnitud por envergadura y capacidad de atención del país.
Por ese motivo, todos los obispos del país peregrinaron a Claypole para celebrar junto a la Familia Orionita el inicio de un año de festejo por la creación de este hogar "un faro que esparcirá su luz y su calor de caridad", según las palabras de Don Orione.
Un día de fiesta
El arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina, Mario Poli, presidió la celebración de la misa en el Santuario donde permance el corazón del santo, acompañado por el Nuncio Apostólico, Emil Tscherrig; el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, José María Arancedo, y los cardenales Estanislao Karlic y Luis Villalba.
"El motivo que nos atrajo fue el deseo de compartir con ustedes la celebración de los 80 años de Piedra Fundamental de este santuario hermoso, y no sólo de este Cottolengo, sino de todos los cottolengos, que son santuarios de caridad", explicó Poli.
Monseñor Poli también contó que "no es habitual que los obispos hagamos una visita durante la Asamblea Plenaria", pero que en esta ocasión "quisimos venir a venerar el corazón de Don Orione, que palpitó según la gracia de Dios y les regaló a los hermanos y a las hermanas ese carisma hermoso de dedicarse a los más pobres entre los pobres: el carisma de manos ágiles e inquietas para curar, para acompañar".
"Estamos muy contentos de estar aquí, nos sentimos como en casa, y venimos a pedirle a Don Orione, que recorrió con gran misericordia tantos lugares de nuestro país, que nos enseñe a amar a la Argentina tanto como él, hasta el punto de tomarla como su segunda patria", concluyó.
Como cierre, se bendijo una placa recordatoria que quedó instalada en la entrada de el santuario, y luego los obispos se acercaron en procesión a la reliquia del corazón de Don Orione como signo de veneración al "Santo de la Caridad".
Después de la Eucaristía, bailaron al compás de la Murga de Don Orione y compartieron con toda la Familia del Cottolengo un ágape fraterno.
El superior provincial de la Obra Don Orione, padre Gustavo Aime, agradeció en nombre de toda la Familia Orionita la visita de los prelados, quienes también se acercaron al cementerio para honrar la memoria de monseñor Juan Carlos Maccarone, fallecido recientemente.
Pobres entre los pobres
Como en su comienzo, en el Pequeño Cottolengo de Claypole nuestro equipo interdisciplinario de profesionales, junto a voluntarios y religiosos, trabajan brindando asistencia en un clima de alegría y fraternidad, para el desarrollo de las potencialidades de los 400 niños, jóvenes y adultos con discapacidad física y mental que aquí residen actualmente.
Cabe recordar, que en aquéllos años, cuando Don Orione llegó desde Italia a la Argentina -década del '20- las personas con discapacidad eran directamente excluidas de la sociedad, razón que lo llevó a crear los primeros cottolengos donde se los acogería y se les brindaría asistencia, alimentación y amor de familia.
De esa manera, también homenajeba al sacerdote piamontés José Benito Cottolengo, quién en 1842, confiando solamente en el auxilio de la Divina Providencia, abrió una casa para acoger pobres, enfermos y abandonados.
"En la puerta del Pequeño Cottolengo no se le preguntará a quien entre si tiene un nombre, sino tan solo si tiene un dolor", definía el religioso el espíritu de su obra, que será desde sus inicios un auténtico proyecto de inclusión social.
En todo el país
Actualmente, la Obra Don Orione lleva adelante 12 cottolengos en nuestro país, donde residen alrededor de 1500 personas con discapacidad, que funcionan gracias al trabajo y el compromiso de profesionales, colaboradores, voluntarios y religiosos.
El predio de Claypole tiene una superficie de 50 hectáreas, donde se emplazan las 15 casas donde viven los residentes, un Centro Educativo Terapéutico, una escuela de Educación Especial, sala para cuidados médicos especiales, salas de rehabilitación e hidroterapia, centro de terapia ocupacional, campo de deportes, un SUM, huerta, radio y el cementerio.
"Todos ellos dan vida al sueño de Don Orione que con los años se convirtió en una obra que atiende a los más pobres y marginados; hombres, mujeres y niños que han encontrado en el Pequeño Cottolengo su lugar para vivir y desarrollarse en un clima de familia y amor", afirman desde la congregación orionita.