"Vos encargate de la Lugones. Vos de Liniers y das toda la vuelta". Un grafitero recibe esa orden y se sube con otros a un Ford Falcon hecho camioneta manchado, con el chasis golpeado. Es de noche y son las últimas horas antes que la veda electoral de las legislativas arranque. Hay que promocionar a los candidatos de Massa. Hay que darle fuerza visual a Insaurralde. Hay que pintar. El documental "Cuerpo de letra" muestra las diversas situaciones que viven un grupo que hace de su trabajo lo que muchos ven, pero no saben cómo aparece.
"Están muy bien organizados. Primero está el que blanquea con cal la pared, luego viene el letrista, que es el más habilidoso, y le deja lugar a los que le dan color y sombreado a esas palabras", detalla el director Julián d´Angiolillo en diálogo con DIARIO POPULAR.
El trabajo del grafitero se encuentra en un límite difuso: cerca del vandalismo, pero se trata de publicidad, a lo igual que una gigantografía en una alguna avenida porteña. Un patrullero pasa mientras trabajan sobre una pared, pero sigue su camino.
"Las paredes como las de la Panamericana o Lugones., son las más codiciadas y se las disputan hasta último minuto", relata d´Angiolillo.
Las pintadas "son comunes en Argentina", pero no en el "resto de Sudamérica", compara. "La realizan militantes en algunos casos, pero para otros es un trabajo".
El apuro por ganar ese espacio en donde quedarán los nombres de Massa o Insaurralde y que resistirán no sólo la lluvia. Quizás cumplan con el objetivo del político. Tal vez quede como un recuerdo.