Debido a su nula exposición a la luz y el oxígeno durante los últimos treinta mil años, el material genético del virus se encontraba en perfecto estado por lo que fue sometido a investigación por un equipo de científicos que decidió revivirlo utilizando una ameba.
El virus respondió reaccionó positivamente y se introdujo en el organismo de la ameba, causándole la muerte doce horas después.
El Pithovirus sibericum pertenece a la familia de los llamados virus gigantes, y es el más grande de todos, con un tamaño de 1,5 micrón de longitud, lo que es comparable a una pequeña bacteria.