-Es muy difícil. Somos muy pocos los que podemos vivir de la actuación. Esto no tiene que ver con el sacrificio del trabajo sino con los obstáculos que conlleva esta profesión.
Salvo los consagrados, ¿el resto no gana mucho dinero?-No. Viven todo el tiempo en estado de vértigo.
Además, ¿el examen es constante?-Sí, porque en esta actividad, hagas lo que hagas, desde la tira más vista hasta la obra de teatro más exitosa terminan y tarde o temprano te quedás sin trabajo. Esta es la gran dificultad que presenta esta profesión, pero a la vez -y paradójicamente- es una ventaja porque cada nuevo trabajo es un desafío a enfrentar.
Pero la búsqueda del nuevo trabajo es difícil.-Es cierto, a veces tarda mucho en llegar.
¿En base a qué elementos elige los trabajos?
-En verdad hasta ahora no pude elegir mucho. Es más, me abracé a todas las oportunidades que se me presentaron cual náufrago se abraza a una madera en medio del mar (risas).
Se arrepiente de haber hecho ciertos trabajos...-No. Tampoco tuve muchas posibilidades de decir que no.
¿Cómo le sienta su rol en Sos mi Hombre?-Genial. Jugar a ser el malo de la tira me encanta.
¿Cómo se lleva con sus compañeros de trabajo?-Muy bien. Todo es muy gratificante. Por lo demás, es un laburo como cualquiera, con días mejores y peores.
De su profesión, ¿qué lo tiene cansado?-Nada. Algunas cosas me entusiasman más que otras. Lo que me harta son las esperas entre toma y toma que, a veces, son muy prolongadas y no puedo aprovechar ese tiempo para hacer otras cosas.
¿Está bueno trabajar en televisión?-Sí, francamente, está bueno.
El ritmo de trabajo de la TV, ¿le da tiempo para elaborar un personaje como desea?-Es complicado, pero así son las reglas del juego. Existen ciertas formas de componer un personaje vinculadas con la inmediatez a las que hay que adaptarse
¿Se adapta con facilidad a esa prisa?-A veces más y a veces menos. En el teatro uno está más amparado, porque gracias a los ensayos se llega más armado al estreno. De todos modos, el personaje siempre se termina completando con el público. De hecho, no es lo mismo la interpretación el día del estreno que dos meses después.
¿El personaje toma otra dimensión?-Sí, porque la devolución del público lo hace crecer. En la repetición está el cambio.
Cuando está sobre el escenario, ¿siente que tiene la sartén por el mango?
-No, porque el vértigo es constante. Actuar no es sinónimo de seguridad.
Cuando lo convocan para interpretar un personaje, ¿lo atraviesa el miedo?-A veces. Cuando me llamó el Puma Goity para hacer Extraños en un Tren sentí un cagazo terrible. Es más, luego de decirle que sí, ni bien corté el teléfono pensé: “Y ahora, ¿qué carajo hago?”, pero no podía decirle que no porque era una gran oportunidad.
¿Cómo enfrentó ese temor inicial?-Ensayando mucho.
¿Cuándo cesan esos temores?
-Se disipan ni bien comienzo a laburar.
Es ahí cuando aparece el pánico escénico-Eso me sucede en la primera función. Antes que se descorra el telón siempre aparece el pensamiento: “¡Qué carajo estoy haciendo acá!”.
Físicamente, ¿experimenta alguna sensación?-Una adrenalina hermosa. Me prendo fuego.
Ni bien se le corre el telón, ¿se le pasa?-Sí. Digo dos palabras y chau.
De ahí en adelante, ¿no lo asalta el miedo a olvidarse la letra?-Sí. En una ocasión, haciendo una obra que se llamaba Automático, yo hacía de robot e intuía que me iba a olvidar el texto. Pensaba: “Si me olvido la letra hago como que el robot se tildó y listo”. Pasaron dos semanas y se me borró la letra por cinco segundos, que para mi fue un siglo, y zafé
Siempre existe un recurso.-Sí. Por suerte no me volvió a pasar, porque es horrible.
“No me doy por vencido facilmente”¿Qué da sentido a su vida?-Al margen de mi hijo, el disfrutar de lo que hago. El estado de plenitud dura cinco minutos y hay que aprovecharlo, porque el resto es puro trabajo.
De usted mismo, ¿qué le sorprende?-Que no me doy por vencido fácilmente. Soy así para todas las cosas, porque ésa es mi constitución natural y de eso me siento orgulloso.
El lugar que ocupa en el medio, ¿le sorprende?-No, porque es el resultado de mi trabajo y mi empeño. Poder trabajar y vivir de lo que quiero es algo por lo que siempre luché.