Este lunes a las 22.30 por la Televisión Pública comienza la segunda temporada de En Terapia. Se vuelve a abrir el consultorio del psicoanalista Guillermo Montes (Diego Peretti) con dos heridas narcisistas, una de las cuales se le hace insoportable. Una de las primeras escenas arranca con una acusación de instigar al suicidio de uno de sus pacientes de la temporada anterior: "Yo no maté a Gastón (Germán Palacios, quien interpretó a un ex policía del grupo exclusivo del Geop). El padre (Federico Luppi) lo lleva a los tribunales por la muerte de su hijo.
Por si fuera poco, Montes apela a una ex paciente Juliana Rosso (Carla Peterson), hoy una exitosa abogada, quien atendió veinte años atrás. Este nuevo personaje de la segunda temporada apenas lo ve, le pide volver a las sesiones y en la primera encara a Montes a los gritos: "Vos me debés un hijo".
La primera temporada termina con un Montes involucrado sentimentalmente con una de sus pacientes Marina (Julieta Cardinali): "Esto provoca otra herida narcisista porque el analista no puede manejar este sentimiento respecto de la profesión", dice Diego Peretti. Tocó lo prohibido en su profesión que es enamorarse de un paciente.
"En la primera temporada el conflicto pasaba por un lugar más palpable y terrenal, como sentir amor por una paciente. Este sentimiento y el suicidio de Gastón se hace inaguantable en la segunda temporada. Un sentimiento se desarrolla y se expande con sus contradicciones en su vida solitaria (Montes se separa de su mujer) y él entra en crisis con su profesión y por su edad (toca los 50 años, igual que el actor)", confiesa el actor.
Montes arranca la segunda temporada pisando confusamente el terreno: "En la ficción se remarca que es un terapeuta de gran nivel profesional, pero lo está haciendo en la mitad de una tormenta interna. Para mí esto provoca una gran riqueza dramática en el guión", cuenta Peretti muy consustanciado con el personaje.
El hecho que se involucre hasta la médula con el personaje, Peretti no confunde su rol en la ficción de terapeuta con su título en la vida real de analista: "Yo la verdad no sé cómo hubiera hecho el personaje de Guillermo Montes sino no hubiera atravesado en mi vida la profesión de psiquiatra. A nivel consciente yo no cotejo el actor con la profesión, no tengo ese músculo. Nunca lo tuve. Son profesiones que en lo diario no se parecen en absoluto. Uno es más contemplativo, estático, racional. El otro es intuitivo, fáctico, emocional, irracional, impulsivo, y como actúa es movimiento".
En la estructura de En Terapia Peretti no sólo se dedica a la interpretación, sino que pareciera ser un actor de consulta tanto de los autores, colegas como del director. De hecho Carla Peterson dijo que "yo acepté la propuesta porque tenía muchas ganas de trabajar con Peretti porque es un actor que te ayuda a desmalezar el personaje para bajarlo a lo concreto y a lo creíble".
El actor aclaró el punto que él respeta los roles de cada uno en la ficción: "Da la sensación que cuando doy una opinión suena como que soy el director, pero no es así. No me pasa sólo acá, sino en todos los trabajos y las veces que hice alguna observación muchas veces me la rechazaron y ahí se acaba el asunto. Es verdad que yo me pongo a hablar mucho de todo lo que rodea a la interpretación del personaje. Con Carla simplemente le di algunas sugerencias porque había cosas que decir porque yo venía de una temporada anterior a diferencia de ella".
Para Peretti volver con una segunda temporada de un producto como En Terapia (un formato comprado de la televisión israelí que luego se vendió a muchas países de Europa, América Latina y Estados Unidos) "es un privilegio. Este personaje tiene una grieta más profunda que la primera temporada. Tiene un conflicto existencial con el sentido de la vida y de la profesión de analista. Para mí es un viaje actoral tan rico como el año pasado. Nos hace exigir mucho con la interpretación. Siento que en las escenas como actor uno tiene que pelar lo básico frente a un texto hablado y muy sentido".
En medio de la gran tormenta interna que vive el personaje de Guillermo Montes encuentra cierto alivio en Lucía Aranda (Norma Aleandro) a quien recurre para analizarse él tal como ocurrió en el primera temporada: "El tiene un abrazo muy sentido con ella, con quien mantiene una relación compleja, rica y contradictoria".