El 15 de diciembre de 1995, el jugador belga Jean-Marc Bosman logró algo que parecía utópico: obligó a la UEFA a plegarse ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea en nombre de la libre circulación de trabajadores, lo que afectó directamente al mercado de pases del fútbol, particularmente el europeo.
La singular medida del Tribunal puso fin al pago por el traspaso de un jugador que llegaba al final de su contrato, y a los cupos que limitaban el número de extranjeros en cada club, dando origen a la histórica ley Bosman.
Dos décadas después del fallo, el belga "no lamenta" haber ido hasta el final en su combate, pese a los grandes inconvenientes que provocó en su carrera profesional.
"Aquel día, los futbolistas, que hasta entonces estaban considerados como mercancías, se convirtieron en trabajadores libres y dueños de su destino", explica el ex jugador al diario belga Le Soir.
Un poco de historia
Jean-Marc Bosman defendió los colores del Lieja de Bélgica, pero al momento de finalizar su vínculo su intención era jugar en el Dunkerque francés, pero su club se negaba a autorizar el traspaso. Para quedar libre de movimientos, decidió llevar el caso ante la justicia en 1990.
El jugador ganó cinco años más tarde, aunque no sacó mucho beneficio, ya que por entonces tenía 31 años.
Cayó en la depresión y el alcoholismo, es ahora un hombre arruinado y "roto". Los 400.000 euros de indemnización recibidos al término del proceso se evaporaron rápidamente en pagar a su abogado, saldar impuestos y algún que otro error de gestión.
"Ahora, hay jugadores que ganan decenas de miles de euros por semana, pero yo no he tenido más que algunos agradecimientos".
"Todo el mundo ha pasado por caja menos yo"."De alguna forma, las estrellas del fútbol mundial se están ganando mi dinero".
"Para un solo hombre fue difícil llevar todo ese peso sobre sus hombros, aún con la ayuda de FIFPro. Pero así son las cosas en el fútbol: los futbolistas tienen miedo de hablar porque les preocupa tener problemas con sus clubes".