La lista la encabezan dos delanteros: dos goleadores que mostraron su generosidad para estirar la alfombra roja con la que el rosarino se convirtió en el goleador; dos fieras del gol que se sacaron el egoísmo para dejarlo lucir. Ellos son Carlos Tevez y Gonzalo Higuaín, ambos con seis pases cada uno.
Al Apache lo acusaron de no llevarse bien con Messi. Quizás, afuera de la cancha, la química no existía. Juntos adentro eran ebullición pura. Tevez le dio seis pases gol, la mayoría en los momentos en que el jugador del Barcelona no era la figura indiscutida que es hoy: mientras tiraba paredes exquisitas con el ídolo de Boca, estaba lejos de ser el mejor del mundo. Al final, Carlitos perdió lugar en el seleccionado y no pudo extender la cifra.
Higuaín fue —es— el otro socio perfecto. Muchos goles, como el que le convirtió a Bosnia en el Mundial, son claras muestras de que entiende a su compañero: una pared de espaldas, un taco, un toque al medio cuando Messi entra al área a la carrera.
Un escalón más abajo está Sergio Agüero —su gran amigo, su compinche—, y Ezequiel Lavezzi. Kun, de hecho, salió varias veces del área para liberarle el espacio a Messi. Lavezzi fue una de las sorpresas: son varios los encuentros en los que mete buscapiés al área que encuentran la zurda intergaláctica.
En la nómina, con tres asistencias, también aparece Juan Román Riquelme, dueño del equipo que comandó Alfio Basile. Uno de los pases más memorables es la salida rápida de un tiro libre ante Colombia que Messi transformó en una apilada increíble. Ángel Di María y Fernando Gago —uno de los que, teóricamente, más nutría a Messi— aparecen con dos asistencias cada uno. Por último, con un pase gol, están: Pablo Aimar —el ídolo del rosarino—, Julio Cruz, Éver Banega, Marcos Rojo y Milton Casco.
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