Madre e hijo en una vieja charla llena de intimidad

En 1986, Diego Maradona concedió una entrevista a Nuevediario y el recordado periodista Corso Gómez reunió al entonces capitán de la Selección Argentina con su madre, Dalma Salvadora Franco, para llevar adelante un reportaje de corte íntimo.
Hacía poco tiempo que Argentina se había consagrado campeón de mundo con Maradona como capitán y figura. Y Doña Tota, poco afecta a las apariciones en público y mucho menos a las declaraciones, aceptó contar algunas cosas que quedaron reseñadas en un video que hoy se puede encontrar en Youtube. “Estoy contento porque pude darle a mamá y papá todo lo que se merecen, como por ejemplo esta casa”, dijo Diego.
Enseguida, Doña Tota hace un repaso de los años duros: “Vivimos tiempos duros, de mucho sacrificio. Mi marido se levantaba a las ocho de la mañana para que no les falte el pan a los hijos... yo tuve ocho hijos... Trabajaba en una fábrica y volvía a las tres de la tarde cuando tenía que llevar a Diego a entrenar, si no, seguía hasta las siete”. Y agrega: “Conservo amigos de aquella época; a veces los voy a visitar a Fiorito y. a veces, vienen para acá”. Entonces interviene Diego: “Yo aprendí de ellos a ser agradecido y a que no hay que olvidar todo lo que nos pasó. Ellos hicieron mucho esfuerzo, mi viejo me llevaba a entrenar sin dormir. Nadie se puede olvidar. Lo material va y viene, pero lo que nos enseñaron papá y mamá, ese amor, queda”.
Cuando le preguntaron a Doña Tota cuál de sus hijos era el preferido, señaló: “No tengo preferencias por ninguno de los tres, pero una madre siempre lleva en el corazón al hijo mayor”. Pero un rato más adelante, cuando Diego aseguró que el Turco era mejor jugador que el, su madre lo contradijo: “No. Un Diego nace una vez cada tantos años”. Pero luego aclaró: “La fama no me interesa, pero sí el enorme corazón que tiene. Para mí es lo más grande que Dios me dio... ‘mi ojito’, así le digo; ni Diego, ni Pelusa, yo le digo ‘mi ojito’, porque es como mis ojos”. Entonces, Maradona agregó: “Dios me dio la madre que soñé siempre. Ella no se equivoca. Lo único que le pido a Dios es que no me la quite nunca”.