"Partido suspendido por las bombas de estruendo caídas al lado de Olave", anunció Saúl Laverni antes del comienzo del segundo tiempo del partido que Belgrano de Córdoba le ganaba como visitante a Independiente.
A juzgar por el encadenamiento de artefactos de pirotecnia arrojados desde la tribuna, puede decirse que fue un hecho premeditado. "Es imposible jugar, puede causar un mal mayor", prosiguió el juez del encuentro.
Como consecuencia de la primera bomba de estruendo, el arquero Juan Carlos Olave terminó aturdido. No conforme con ello, hinchas del equipo local siguieron arrojando petardos al campo de juego, ante la mirada de asombro y bronca del entrenador local, Américo Gallego.
Habrá que ver qué sanción le cabe por este hecho a Independiente, complicado como nunca con el promedio del descenso. Precisamente hoy tenía la posibilidad de salir por primera vez en el torneo de la zona de peligro.
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