Los residuos eran de alta peligrosidad para los pacientes, y el operativo se concretó en el
Instituto de Medicina y Cirugía Cardiovascular (IMECC), ubicado en la intersección de la avenida Díaz Vélez y Otamendi, en el barrio de Caballito.
En el procedimiento participaron efectivos del área de Criminalística de la Policía Metropolitana, la Dirección Nacional de Registro, Fiscalización y Sanidad de Fronteras y la Dirección de Fiscalización y Control del Gobierno de la Ciudad.
La denuncia recibida por las autoridades llegó a través de varios mails enviados por empleados del lugar y pacientes, por lo que se efectuó una inspección.
Durante la recorrida los efectivos encontraron en el sótano y la terraza varias bolsas de nylon con residuos patológicos, algo que no está autorizado, dado que debe ser desechado en recipientes de alta densidad.
Los investigadores indicaron que los responsables de la clínica no tenían contratada una empresa que se dedicara a retirar y procesar este tipo de desechos patológicos.
Tras comprobarse las diferentes infracciones de la clínica, la Fiscalía de Cámara N 2 a cargo de Verónica Guagnino, en conjunto con el Juzgado de Primera Instancia en lo Penal, Contravencional y de Faltas N 28, del juez Juan José Cavallari ordenaron a la Policía Metropolitana que realice los allanamientos correspondientes con los organismos nacionales y locales dedicados a fiscalizar este tipo de delitos contra la salud.
En el caso de los desechos almacenados en el sótano se constató la presencia de gusanos y el olor a putrefacción estaba presente en el ambiente, por lo que evidenciaba que hacía bastante tiempo estaban en el lugar.
"Las bolsas almacenadas en el sexto piso de este lugar se encontraban en dos piletones que tenían desagüe pluvial, lo que implica que cuando llovía el residuo patogénico desemboque en la vereda provocando riesgos para los vecinos que transitan por la calle", aseguró el comisionado Luis Rodríguez a cargo del laboratorio químico pericial del área de Criminalística.
Finalmente, los representantes del instituto médico contrataron el servicio que retiró en 40 contenedores todos los residuos patológicos, para de esa manera evitar la clausura inmediata del lugar.