En su exposición frente al Congreso, el jefe de Gabinete debió responder a la polémica pregunta N° 25 formulada por el bloque Evolución. La misma consultaba sobre el total del dinero destinado por el Estado argentino para financiar a la comunidad eclesiástica.
Al responder, Marcos Peña informó que el presupuesto destinado a la remuneración de los obispos católicos suma para este 2018 $ 130.421.300, y además dio a conocer, según jerarquía, cuánto ganan.
- Obispos Diocesanos: $ 46.800
- Obispos Auxiliares: $ 40.950
- Obispos Eméritos: $ 40.950
- Administradores apostólicos y diocesanos: $ 46.800
Ante la impactante cifra, gran parte de la sociedad argentina comenzó a preguntarse cómo funciona el financiamiento de la Iglesia en otros países.
La subvención del clero varía principalmente en función de cómo es la relación entre el Estado y la Iglesia. Esto supone desde una financiación completa por parte del Estado hasta un presupuesto cero destinado a la religión.
- El Estado como único financista: Argentina, Noruega, Grecia, Italia, Luxemburgo, Perú o Bélgica.
- Impuesto eclesiástico: Son los fieles quienes financian a la Iglesia mediante un impuesto –oscila entre el 3 y el 9 %- que se deduce de sus salarios. Así funciona en Alemania, Dinamarca, Finlandia, Islandia y Suecia.
- Aporte de los feligreses: Al igual que el caso anterior son los fieles quienes financian a la religión, aunque en este caso el Estado no interviene y el aporte queda a voluntad de los aportistas. Austria es un ejemplo de este tipo de sistema.
- Sólo por las donaciones de sus fieles: Este es el caso de Estados Unidos, Uruguay, Holanda, Francia y Rusia.
En el caso argentino además hay que sumar las excepciones impositivas, la realización de obras públicas -como la restauración de la Basílica de Luján en 2014- y la subvención a los colegios religiosos.