Por SEBASTIAN ARANGUREN
Expedientes Secretos Diario Popular
El extraordinario fenómeno que vivieron hace 47 días un chofer de colectivos y un vecino que lo acompañaba cuando aparentemente un fantasma irrumpió en la unidad en la que se encontraban sigue dando tela para cortar: así como trascendieron nuevos detalles del misterioso caso, la impresión generada por la situación padecida llevó a que uno de los testigos del hecho, el trabajador del volante, deba estar sometido a tratamiento psiquiátrico ambulatorio.
Como se recordará la aparición de ese fantasma en el interno 93 de la línea interurbana 20, en Paraná, Entre Ríos, fue abordado por Expedientes Secretos que destacó en la ocasión la angustia a la que había quedado sumido el conductor de ese transporte y uno de los dos testigos directos del truculento episodio.
El chofer Hernán Gastaldi, de 36 años, aseguraba a poco de haber sufrido la extraña aparición -que encima se dio en el marco de una serie de terroríficas anomalías- que de noche le costaba mucho conciliar el sueño, motivo por el cual la empresa en la que se desempeña le extendió una licencia para permitir su recuperación.
Sin embargo y a pesar de haber pasado un mes y medio de aquella situación y sin que se registraran nuevos hechos derivados del fenómeno señalado, Gastaldi requirió de un tratamiento psiquiátrico ambulatorio para recuperarse plenamente de las huellas psíquicas que le dejó la traumática vivencia.
El investigador de fenómenos paranormales Gustavo Fernández, quien investigó de cerca este caso, afirmó a Expedientes Secretos que tras el conmocionante episodio “el chofer no quedó bien” y precisó que actualmente “se encuentra con tratamiento psiquiátrico ambulatorio”.
Fernández señaló que el colectivero de esta historia “no pudo manejar la situación” y sostuvo que las complicaciones que evidencia actualmente este trabajador se incrementaron luego que apareciera en escena el segundo testigo del fenómeno registrado a bordo del interno 93.
El segundo pasajero
La referencia de Fernández apunta a José Cabrera, el vecino que se encontraba junto a Gastaldi cuando el espectro de una mujer que ambos dicen haber visto en el interior del colectivo, se acercó al habitáculo del conductor y hasta mantuvo un diálogo con el chofer sobre cuestiones mundanas.
Cabrera tomó notoriedad pública cuando a principios de junio -veinte días después de ocurrido el caso- aceptó brindar su testimonio en un programa de la televisión entrerriana, en la que además de dar su versión sobre los hechos identificó al colectivero que hasta ese entonces se había mantenido al margen de la difusión que cobró el caso que lo tuvo como protagonista.
Según Fernández -que cuando entrevistó al colectivero para investigar sobre el fenómeno mantuvo siempre en reserva el nombre del testigo- Gastaldi “había tratado de mantener el anonimato en torno al caso pero Cabrera lo nombró en sus declaraciones y eso lo afectó”.
Este parapsicólogo que se desempeña como tal en Paraná, puntualizó que el colectivero ya había quedado angustiado cuando ocurrió el fenómeno y por tal razón la empresa en la que trabaja, la Mariano Moreno, “le concedió primero quince días de vacaciones que tenía pendientes”.
“Después le dieron una semana más de descanso y hasta lo cambiaron a otra línea de la misma empresa -contó el investigador- para que tuviera otro recorrido y no se vea en la obligación de pasar por el punto donde se desencadenó la historia: las cercanías del cementerio de San Benito”.
Digno de Stephen King
Sin embargo, el chofer no logra salir de la angustia que le produce rememorar aquel lunes 17 de mayo, cuando a las 21.20 tuvo un contacto con lo sobrenatural a lo que no le encuentra explicación y por lo que requirió de ayuda profesional.
Por otra parte, Fernández subrayó que las declaraciones televisivas que hizo Cabrera aportaron nuevos elementos que le confieren aun más misterio a la anomalía registrada en el interior del colectivo.
En el programa Códigos, que pone al aire Elonce TV, Cabrera describió al supuesto fantasma como una mujer de baja estatura a la que el cabello le ocultaba la cara y que subió al interno 93 cuando aun quedaban unos pocos pasajeros dado que el colectivo ya se encaminaba hacia el final de su trayecto.
Sobre algunas situaciones anormales que se dieron con el ascenso de esta singular pasajera a la unidad 93, Cabrera puntualizó que sus ojos estaban como ensangrentados y “una baba color verde le subía y bajaba de la boca”.
También aludió al diálogo que el espectro mantuvo con el colectivero durante el cual el fantasma “señalaba algo con el dedo” a la vez que emitía palabras que este segundo testigo no pudo descifrar.
El fenómeno paranormal tuvo su correlato con lo que ocurrió con el timbre del colectivo, apuntó la versión de Cabrera, dado que cuando el fantasma bajó de la unidad cerca de uno de los accesos del cementerio de San Benito, situado en las afueras de Paraná, la chicharra no paraba de sonar.
Poco después, cuando Gastaldi detuvo la marcha del transporte y quiso bajarse, “las puertas primero no se abrían” y cuando lo hicieron, “después se abrían y cerraban constantemente” sin que nada las hubiera activado, a la vez que “también las luces del colectivo se encendían y apagaban solas”.