Se las llama balasto y cumplen la fundamental función de fijar las traviesas, aunque también impiden que hayan demasiadas vibraciones para los descarrilamientos
Muchas veces en las construcciones son esas pequeñas cosas las que son fundamentales. Visibles, pero a la ves invisibles. Los trenes y subtes necesitan de ellas para evitar grandes riesgos, como descarrilamientos. Las piedras que se encuentran en las vías son esenciales para que las formaciones puedan seguir su curso y llegar a destino, a una nueva estación. FIjan las traviesas y no permiten que las intensas vibraciones generen estragos.
Se las llama balasto y entre las funciones determinantes en el transporte está la de absorver el agua, que en caso de acumularse podría provocar cortocircuitos sin se trama de un ramal eléctrico.