Esta expresión habitualmente suele aplicarse para describir cualquier enfrentamiento encarnizado. Su origen es de la época del duelo criollo y los malones. Durante los encuentros cuerpo a cuerpo, los gauchos usaban el facón para tratar de clavar, o para herir a otro de la misma forma en que se hacha un árbol. En la pelea famosa con el moreno, Martín Fierro relata que acabó con él dándole de punta y hacha. En cuanto a la referencia de la tiza, tiene su antecedente en la guerra contra el malón. Cuando los poblados eran sorprendidos por la indiada, sus defensores recurrían a los tizones del fogón. Por eso, cuando hablaban sobre un peleador de coraje, se decía que era capaz de luchar con el cuchillo como con un palo encendido. Con el tiempo, la palabra tizón se deformó y quedó como tiza. Por eso actualmente se dice “de hacha y tiza” a una discusión muy violenta o a un partido de fútbol en el que el árbitro saca tarjetas continuamente por el comportamiento de los jugadores. En el ámbito burrero, se utiliza la frase para representar un final reñido entre dos o más caballos.