Los ataques de epilepsia
se presentan en los perros entre 1 y 7 años de edad, generalmente a los 2 años, y según indican los especialistas, es un problema que se presenta en individuos consanguíneos y se considera un desorden de tipo genético. Algunas razas las padecen con mayor incidencia, como el Pastor Alemán, San Bernardo, Beagle, Setter Irlandés y Caniche.
También hay que tener en cuenta que
existen otras patologías que pueden causar convulsiones o ataques que se presentan en forma de temblores leves o severos, y que causan una gran fatiga en los animales, como por ejemplo la ingestión de sustancias tóxicas o anormalidades metabólicas entre otras causas. Además, otras enfermedades pueden producir esas descargas cerebrales o convulsiones. Por ejemplo, un paciente con hipoglucemia o con bajas concentraciones de azúcar en la sangre, puede desarrollar las mismas convulsiones de una epilepsia. La diferencia está en que además manifiestan signos de esa enfermedad entre las crisis, evento que no ocurre jamás en la epilepsia.
Este padecimiento también se puede presentar en forma secundaria a otras enfermedades como moquillo, tumores cerebrales, falla hepática o cardíaca, diabetes, traumas o exposición a sustancias tóxicas. Sin embargo, la verdadera epilepsia, que se presenta debido a un síndrome hereditario en ciertas razas caninas, se manifiesta como una disfunción neurológica primaria cuya causa de desconoce.
El ataque epiléptico tiene distintas etapas. Al comienzo, se presentan ciertos signos indicativos del inicio del ataque como inquietud, nerviosismo, temblores, salivación, incoordinación y enajenación. Estos signos pueden persistir solo por unos segundos o por varios días, por eso son pocos los propietarios que lo detectan con claridad. Luego se produce el ataque. Este puede durar unos cuantos segundos o varios minutos. Durante un episodio, el perro comúnmente cae derribado sobre un costado y hay una respuesta motora involuntaria, manifestada por movimientos de patadas, pedaleo o remo. El perro producirá una salivación excesiva y puede perder el control sobre sus esfínteres anal y urinario. Todos estos actos son inconscientes por lo que el animal pierde relación con el medio ambiente. Luego sigue un período de confusión, desorientación, excesiva salivación, inquietud, falta de respuesta confiable en relación a los estímulos ambientales y en algunos casos ceguera.
TIPS
-Los pájaros enjaulados deben estar protegidos de las corrientes de aire, porque lejos de sentirse sanos y felices afectan sus vías respiratorias y esta enfermedad en estos animalitos puede ser fatal.
-22 a 25 cm es la medida típica que alcanz un loro común o cotorra. La especie se desarrolla hasta alcanzar la madurez, esa medida. La jaula debe tener las dimensiones adecuadas.
EVITAR QUE SE PELEEN
-Para evitar la pelea entre perros, no hay que tirar de la correa, porque así se incrementa la agresividad del animal. Hay que tratar que desvíe la cabeza hacia otro sitio.
¿NO SIENTEN DOLOR?
-Una particularidad de los gatos es que no demuestran el dolor. Por eso si están fracturados o enfermos se puede detectar por su cambio de conducta habitual.
El veterinario debe hacer el diagnóstico y el tratamientoLa epilepsia puede aparecer en cualquier momento y es repetitiva en el tiempo. Es decir que el animal repite las crisis durante la mayoría de su tiempo de vida. Para ayudarlo,
es conveniente mantener la calma y tener en cuenta los síntomas, para acudir en forma inmediata al veterinario, que es quien debe hacer el diagnostico, ya que es el único capaz de establecer las diferentes patologías que también provocan convulsiones y temblores. En los animales que padecen epilepsia hay que evitar las fuentes de tensión. Se detectó que también estos episodios pueden iniciarse por efecto hormonal en las hembras, por lo que sería conveniente, con el consejo profesional, esterilizar a machos y a hembras.
Los ataques verdaderos de epilepsia duran 30 minutos. En tal caso hay que llevar urgentemente al animal a la veterinaria. Durante el traslado hay que evitar que se golpee con artículos que existan a su alrededor como muebles u otros objetos. Durante el ataque el animal atraviesa una enajenación en donde desconoce a su dueño y al medio que lo rodea, por lo que no es aconsejable tocarlo, sólo observar la duración y fecha, para tenerlo en cuenta a la hora de establecer un tratamiento, la dosis y la frecuencia del mismo.
El tratamiento que se indica habitualmente consiste en la administración de anticonvulsivos. Estos medicamentos impiden de alguna manera que las neuronas epilépticas disparen y diseminen sus descargas eléctricas. Actualmente la medicina veterinaria dispone de muchos medicamentos destinados a este objetivo.