Las más antiguas tradiciones hablan del hábito de lanzar ciertos granos a los recién casados. En la antigua Roma se les tiraba nueces, dulces o trigo. En algunas regiones de Alemania también era tradición que las nueces se entregaran en mano. En la antigua Grecia y en Roma las novias lucían en sus tocados cintas hechas con maíz o trigo. La costumbre del arroz proviene de la Edad Media, cuando se temía que el diablo pudiera atentar contra la felicidad de los recién casados. Para neutralizar esa posible interferencia demoníaca, se arrojaba arroz a los recién casados, ya que se decía que el arroz lo espantaba. Luego vino la tradición desde China de que el arroz era símbolo de la fertilidad y así quedó definitivamente entronizado en el ritual del casamiento.