Aunque se carece de documentación fidedigna sobre los detalles de la vida de San Ramón, a través de diversas fuentes se pudo recopilar parte de su historia. Nació a comienzos del siglo XIII en el seno de una familia noble en Portell, cerca de Barcelona, España. Recibió el sobrenombre de Non Natus (no nacido), porque su madre murió en el parto antes de que el niño viese la luz y fue sacado del vientre materno por medio de una intervención quirúrgica.
La buena y alta situación de su padre le posibilitó crecer en buen ambiente y formación, aunque sin el cariño y los cuidados de una madre. Cuentan de su primera juventud la devoción especialísima a la santísima Virgen, que lo llevaba con frecuencia a visitar la ermita de San Nicolás donde pasaba ratos mientras sus rebaños pastaban.
Luego su padre quiso incorporarlo poco a poco a las tareas de administración de sus posesiones y ésa fue la razón por la que se lo encuentra en Barcelona en el intento de aprender letras y números. Allí tuvo ocasión de trabar amistad con Pedro Nolasco -que por aquel entonces era comerciante- y de compartir mutuamente los deseos de fidelidad a la fe cristiana vivida con radicalidad, llegando incluso a considerar la posibilidad de entrar en el estado clerical.
Como el padre disfruta de un gran sentido práctico, lo reincorpora al terruño de Portell y le encarga la explotación de varias de sus fincas. Pero, sigue diciendo la antigua crónica, que la misma Virgen María le comunica su deseo de que ingrese en la recién fundada Orden de la Merced y allí está de nuevo en Barcelona puesto a disposición completa en las manos de su antes amigo Pedro Nolasco y con el permiso de su padre, el santo ingresó en la orden de los Mercedarios, que acababa de fundarse.
LA FE POR SOBRE TODO
Noviciado, profesión, ordenación sacerdotal y ministerio en el hospital de Santa Eulalia se suceden con la normalidad propia de quien tiene prisa para cumplir el cuarto voto mercedario consistente en redimir a los cautivos y servir de rehén en su lugar si procede.
En tanto que en el Norte del continente negro predica, consuela, cura, fortalece, atiende y transmite paciencia a los cautivos de los piratas berberiscos; comprende bien su situación y se hace cargo de que están rodeados de todos los peligros para su fe. Incluso él mismo tuvo que soportar cárcel y la tortura de que sellaran sus labios por ocho meses con un candado para impedirle la predicación.
Cuando retornó a España, en 1239, fue nombrado cardenal por Gregorio IX, pero permaneció tan indiferente a ese honor que no había buscado, que no cambió ni sus vestidos, ni su pobre celda del convento de Barcelona, ni su manera de vivir. El Papa lo llamó más tarde a Roma. San Ramón obedeció, y emprendió el viaje como el religioso más humilde.
Pero sólo llegó hasta Cardona, a unos diez kilómetros de Barcelona, donde lo sorprendió una violenta fiebre que lo llevó a la tumba. Por el empeño en hacerse cargo de su cuerpo, tanto los frailes mercedarios como los nobles señores de Cardona decidieron de común acuerdo darle sepultura donde lo decidiera una mula ciega que lo llevó en su lomo hasta que se detuvo ante la ermita de San Nicolás, de Portell, donde fue sepultado.
El santo tenía aproximadamente 36 años cuando murió el 31 de agosto de 1240, fecha en la que se lo conmemora. Cardona pronto se transformó en lugar de peregrinaciones. El Papa Alejandro VII lo incluyó en el Martirologio Romano en 1657.
En el año 1936 sus reliquias desaparecieron y son irrecuperables para su veneración. Lo que no ha sido relegado al olvido por sus fieles es la figura del santo y su acción caritativa. Esa devoción secular que se refleja incluso en las fiestas y en el folklore. Es uno de los santos que despiertan gran devoción de todas las parturientas que lo tienen como especial patrón para su estado.
Se divulgó por el mundo la pintura que lo muestra con la Custodia en la mano derecha, expresando así la fuente de su caridad con los hombres. Se lo considera protector de los recién nacidos, niños, mujeres embarazadas, personas acusadas con falsedad, contra la fiebre, comadronas, ginecólogos.