Hay una tendencia actual muy prolongada que busca volver al naturalismo, en detrimento de los productos sintéticos o industrializados. Se trata de los contovertidos vestidos con hongos.
En este sentido, una investigadora alemana llamada Aniela Hoitink, junto con investigadores de la Universidad de Utrecht, crean un vestido formado 100% por hongos que promete ser un bastión de la moda sostenible.
La investigadora destaca lo que muchos describen como una delirante apuesta, en relación a las grandes marcas. “Todas crean productos o distintos tipos de ropa que dura cerca de 40 años pero que son utilizadas sólo entre uno y dos años”, afirma sincera.
Tal disparador, reconoce la especialista, constituyó una especie de guía fundamental. “Esto nos llevó a crear piezas que duren sólo alrededor de uno o dos años y que luego se descompongan con facilidad”, comentó sin sonrojarse.
“De esta forma, siguió, no sólo cuidamos el medio ambiente, sino que también promovemos la economía porque la gente debería acceder a estos productos asiduamente”. Así y todo, Hoitink admite que el uso de ropa natural no está muy extendido a nivel mundial, “pero cuando ellas se animen a probar nuestro nuevo vestido de hongos, van a ver lo lindas que van a quedar”. Si bien el tiempo de elaboración es bastante más extendido que los vestidos tradicionales, Hoitink argumenta que “a nosotros nos mueven sentimientos de protección a la naturaleza. Nuestras principales preocupaciones radican en qué cosas podemos hacer para que la gente deje de utilizar productos fabricados, los cuales muchas veces tienen materia prima animal, para pasar a aprovechar estos tipos de prendas. Si bien la confección final de cada una de las piezas nos lleva cerca de dos semanas y media, cada ropa que creamos es un orgullo total porque sabemos que es un pequeño granito de arena para cuidar el medio ambiente”.
El hongo utilizado se conoce como Mycelium y es ideal para indumentaria porque “aglutina las propiedades perfectas para aplicar a los tejidos. Aislamiento, repelencia al agua o protección de la piel son algunas de las características que hacen de este tipo de hongo un material para tener en cuenta a futuro para cualquier otro uso que se le quiera dar en otras creaciones”.
La investigadora alemana relata diferentes obstáculos que fueron atravesados durante la investigación: “Lo que más nos costó fue lograr que el material tuviera la flexibilidad suficiente, ya que cuando el Mycelium se seca, queda muy firme y poco elastizado”, describió pensando en un mejor desarrollo.