La rutina brinda un espacio de seguridad, nos permite creer que tenemos todo bajo control. En los tiempos modernos, gracias a algunas acciones rutinarias, además, creemos sentir que nos rinde más el día para hacer todo lo que necesitamos, ya que muchas de estas acciones las realizamos de manera casi mecánica. Una manera también de poner el piloto automático por momentos y sentir que nuestra cabeza descansa del ritmo veloz de esta época. En alguna medida, aporta comodidad, y claro, con el tiempo, monotonía.
Ante la rutina, el amor, o mejor dicho, la relación de pareja, poco a poco va perdiendo flexibilidad, se vuelve rígida y previsible. No sentimos estímulos para fantasear, se disipa la sorpresa y la curiosidad, así dejamos también de interesarnos por lo que le sucede a nuestra pareja, y nos metemos adentro de un caparazón bastante parecido al individualismo; y pareciera que se adormece la voluntad.
El aburrimiento provocado por la rutina se emparienta con el discurso que vocifera que la vida todo el tiempo debe ser confortable. Entonces, si nos inclinamos a relacionar felicidad con confort, es lógico que prefiramos evadir los desafíos que nos planteen el desarrollo y sostenimiento del amor en el tiempo. Sin embargo, es posible que el amor nada tenga que ver con el confort: es imperfecto, al vincularse con las emociones, está vivo. Y aporta grandes sorpresas para quien quiera descubrirlas.
Según los expertos, el aprendizaje para huir de la rutina, se basa en fundar una convivencia constructiva, honesta y respetuosa, adquirir responsabilidad personal, autonomía e independencia emocional. Y por supuesto, valorar y disfrutar de la persona con la que compartimos nuestra vida, ser cómplices del bienestar de nuestra pareja. Aseguran que para lograr todo esto hay que trabajar a diario. El reto de cada pareja será explorar cuál es la mejor forma de conseguirlo. Aquí algunas alternativas posibles:
-Un día para el amor: dedicarlo a mimar a tu pareja, un día en el que ella o él sean centro de tu atención.
-Sorprender: toda idea ayuda, una cena, un regalo, un masaje.
-Si sabés que tu pareja volverá a la casa después de un día estresado en particular, preparar algo especial puede ser muy estimulante.
-Tratar de romper los gestos mecánicos que en ocasiones se apoderan de las relaciones. Inventar nuevas frases, gestos y caricias.
-La próxima vez que exista un planteo o un problema, antes de sentir que las cosas van mal, aprender a mirarlo como un estímulo para encontrar soluciones.
-Creatividad en la pasión.A la rutina, muchas veces se suma el estancamiento personal que se proyecta en la pareja desgastando la relación. Un trabajo frustrante, o la falta de crecimiento personal, puede también convertir a aquellos enamorados en dos seres aislados que hoy se encuentran sin demasiado interés. Todo ser humano tiene que desarrollar su potencial y crecer, tiene que realizarse y evolucionar. Ese desarrollo y maduración colmará su vida de plenitud y podrá transmitir ese estado de satisfacción a su alrededor haciendo felices a todos los que lo rodean.
-Improvisar una escapada de fin de semana, si el bolsillo lo permite. Si no es posible, un día entero a solas en algún lugar poco frecuentado. Sin corridas diarias, y sin hijos.
-Dar lugar a lo imprevisto, a la espontaneidad.-Practicar juntos nuevas actividades, la complicidad es vital para que la rutina no lo empañe todo.
-Comunicación: una comida sin chicos y sin televisión. Conversar de las preocupaciones mutuas, necesidades y deseos.
-Cuidar los detalles, brindarse placeres mutuamente. Pequeñas muestras de afecto, cuidado y seducción, alteran la monotonía.