En la búsqueda por encontrar la pieza que justifique como ejemplo cuál fue la primera empresa comercial que estampó su nombre en prendas deportivas que salieran a la cancha (entiéndase a los Adidas, Puma, Fulvence o Sacachispas o Pintier como sponsors técnicos de los equipos, por eso los gambeteamos para el análisis), cuenta la leyenda que
fue pionera la bebida gaseosa cuando estampó su enorme isologo anaranjado al buzo de jugadores como Rojitas, Magdalena, Pianetti, Menéndez, Zarich, Suñé o el Muñeco Madurga, por dar algunos ejemplos.
No hace falta preguntarle a Félix Luna ni a Felipe Pigna sobre el tema. Solo con ingresar en Google palabras como “Boca, buzo y Crush saltan a la cancha blogs como “En una Baldosa”, “Papeles Amarillentos”, “Imborrable Boca” o “La Bombonera” refiriéndose al tema.
Y tan escondido estaba el tema (quizás porque los periodistas de la época lo consideraran como “chivo” hablar de marcas en el deporte), que hay poco documento gráfico que lo certifique.
Solo una foto y un aviso, donde el equipo posaba con el famoso buzo a la izquierda, y la misma formación con la casaca azul y oro a la derecha. Ambas imágenes eran separadas por una botella de Crush.
Es necesario remontarse al primer semestre de
1967 cuando Alberto J. Armando convencía a la gente que tendría listo el nuevo estadio en la Ciudad Deportiva de Boca para 1975, cosa que finalmente no sucedió. Crush (hoy marca de Coca-Cola) cerró un contrato de exclusividad en la Ciudad Deportiva ubicada en Costanera Sur,
y puso sobre la mesa 60 millones de aquellos pesos. Aparte de carteles, pidió a cambio que los equipos de primera, reserva y tercera lucieran el buzo con su nombre.
La historia comenzó en el empate frente a Quilmes 0 a 0 y fue desopilante les declaraciones que el blog “Papeles Amarillentos” refleja de Antonio Roma. “
Parecíamos hipopótamos, muñecos gigantes”, recordó el arquero apodado “Tano” o “Tarzán”, quien aseguró que la ropa “
era de una tela muy gruesa, nos lo poníamos en el vestuario pero no lo usábamos para jugar”. De esa pilcha los jugadores no se llevaban un peso: todo iba a las arcas del club.
Cuenta otra leyenda que Walt Disney, cada vez que sus managers ponían sobre la mesa un proyecto faraónico para desarrollar, él los bajaba a tierra con una frase: “
Recuerden que todo comenzó con un ratoncito”, en obvia alusión a Mickey. Hoy se repite esta historia, y al quedar enterrada esa frase de “no mancharemos la camiseta” por dirigentes del FC Barcelona y el Bilbao Athletic (los últimos clubes de fútbol que resistieron a estampar una publicidad en su casaca), es bueno rememorar cuál fue el ratoncito de la publicidad en la vestimenta de los jugadores, roedor que no tenía largas orejas pero sí burbujas y sabor a naranja.