Boxeo: Renuncias y suspensiones en el seno de la FAB atentan contra la salud del boxeo argentino, justo ahora que quiere encausarse. ¿Qué hay de cierto?

El último fin de semana del boxeo argentino dejó algo más que la espectacular victoria del Avión Gauto por KOT 1, que el debut de Brian Arregui (GKO T 2), la confirmación del Bebu (Francisco) Verón (KOT 1), de Mirco Cuello en USA (KO 2), y las reafirmaciones de Yamil Peralta (KO 4), de Lucas Bastida (KOT 1), Alberto Melián y Fernando Martínez, ambos ganadores por puntos pero dejando imagen de solidez.

Incluso dejó más que la mancha temblorosa de Jeremías Ponce, que cayó sorpresivamente en el 3º ante Jonathan Eniz, aunque luego se recuperó y lo venció ajustadamente en las tarjetas.

El boxeo argentino casi en su totalidad dijo presente este último fin de semana, con sus mejores exponentes del presente y del futuro. Sólo faltó Gustavo Lemos -quien lo hará el próximo viernes- para completar la canasta de valores que seguramente sostendrán la actividad en el próximo lustro, como mínimo.

Sin embargo, bajo el puente las aguas estuvieron muy agitadas en la microesfera de la FAB. Trascendió primero que el flamante presidente de la Comisión de Boxeo Profesional y Equivalencias, Manuel Vilariño, presentó su renuncia al cargo que ocupaba hace menos de un mes, en reemplazo del anterior dirigente, Roberto Rilo, otro “renunciante”.

Pero a la vez se conoció –o se rumoreó- que otro integrante de dicha Comisión, Jesuán Letizia, había sido suspendido por el presidente de la FAB, Lic. Luis Romio, algo que el propio Romio negó ante este periodista en charla telefónica.

Casualidad o no, Letizia no actuó el último finde -ni como fiscal, ni como juez-, con la cantidad de peleas y festivales que hubo, y eso que es de los pocos sub 60 que hay en el plantel de la FAB, autorizados por protocolo para trabajar. Extraño.

¿Los motivos de la “supuesta” suspensión? Muy parecidos a los que decantaron en la renuncia de Rilo (camuflada como licencia por tiempo indeterminado). Es que tanto Vilariño como Letizia se opusieron a la pelea por título sudamericano de Yamil Peralta contra Ángel Schmitt, de 42 años y 6-10-1 en ese momento. No se oponían a la pelea en sí, sino a que esté en juego el título sudamericano, dicho sea de paso, ideado para que peleen entre campeones de los países sudamericanos, que hoy casi no los hay.

Pero Schmitt estaba 8º en el ránking argentino crucero, y además venía de sorprender venciendo por puntos al Patón Basile. La votación de la Comisión salió 2 a 2, y Romio, como presidente, desempató a favor de hacerla por el título, con razones reglamentariamente indiscutibles. Y –cosa no menor- porque la TV (TyC Sports), al igual que sucede con DIRECTV donde organiza el promotor Mario Arano, paga más por una velada donde hay títulos que donde no las hay, en un concepto obsoleto que hay que rever porque los ha desvirtuado, ya que a partir de ese momento se disputan entre cualquiera con tal de cobrar más plata que luego no se reparte entre los púgiles.

La cuestión es que Romio (o alguien, ¿pero quién?) suspendió a Letizia por haberse opuesto, es decir, por dar su opinión. Pero extrañamente, no a Vilariño. No cierra. ¿Suspendieron a Letizia?

Nadie quiere hablar, al menos concretamente, con nombre y apellido, más allá de deslizar los rumores. Todo MUY extraño.

Al día siguiente sucedió algo similar con la velada de Río Cuarto organizada por Arano, donde estaba pactada la disputa del sudamericano superwelter entre Adrián Sasso y Juan Pablo Lucero , un no rankeado por la FAB, que estuvo 6 años inactivo hasta que reapareció el año pasado a 4 vueltas, con un empate. ¿Daba para disputar un título sudamericano?

Vilariño se opuso (otra vez) a la realización del título –supuestamente no a la pelea-. Hubo discusiones. Cambio de posturas. Finalmente, Romio la hizo bajar a 8 rounds, y la pelea se realizó. Ganó Sasso por KOT 2. ¿Por qué renuncia Vilariño entonces, si Romio le dio la razón?

Hubo otra perla que pasó por alto, o al menos no trascendió: en la velada de Yamil Peralta que reralizó la FAB en Garín, Lucas Bastida retuvo su título sudamericano mediano (GKOT 1) contra Sergio Checho López, un buen boxeador, pero que tampoco estaba en el ránking argentino. Y el sudamericano se rige por las reglas del país que lo administra, que es el nuestro, por ser quien más campeones sudamericanos tiene. Y en nuestro reglamento figura expresamente que para pelear por el título nacional hay que estar rankeado, como condición necesaria, no suficiente.

¿Alguien le tira un chaleco de plomo a propósito a la Comisión Profesional? Porque aprobar eso es quedar expuesto, y rechazarlo también.

No obstante, da la sensación que hay mucha susceptibilidad en la tropa, y a la vez poca tolerancia en la copa, que esperemos no sea abuso. Sea como fuere, falta empatía “generacional” entre camadas en lo que respecta a lo conceptual: ver dónde está el límite entre deporte y negocio. Y no es buena señal, ni momento para abandonar ningún barco, ni tironear del timón, a menos que el iceberg a la vista.

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