Al cortar cebolla, se liberta una enzima llamada alinasa que genera una serie de reacciones químicas y libera sustancias. Una de ellas es la que, al tomar contacto con los ojos, provoca irritación y hace llorar.
Sin embargo, al utilizar antiparras hace que esa enzima no pueda acceder a los ojos y por consiguiente evita que salgan esas molestas lágrimas que dificultan la tarea.
No importa si son de marca o si son chicas, lo verdaderamente relevante es que bloqueen los glóbulos oculares para que no pase la sustancia y por consiguiente se pueda picar la cebolla sin llorar.
¿Lo probaste?