El reconocido cineasta -director de míticas películas como La Guerra Gaucha- fue un maestro masón y conocedor del mundo paranormal.

Lucas Demare (1910- 1981) es reconocido como célebre director, guionista y productor cinematográfico argentino. Escribió y dirigió películas que han quedado en la antología de la cinematografía no sólo de nuestro país, sino también a nivel mundial.

Largometrajes tales como La guerra gaucha, El cura gaucho, Su mejor alumno, La calle grita, Los isleros, Zafra y La Madre María están entre los más destacados. Pero lo que no es conocido de este notable creador son sus intereses e inquietudes por lo que –hoy en día– conocemos como “el mundo de lo paranormal.”

Como lo señalé en mi libro “Masonería en la Argentina: enigma, secreto y política”, Lucas Demare junto Francisco Petrone, Florencio Sánchez, Homero Manzi y Roberto Casauz –entre otros– fueron maestros masones que constituyeron lo que los hermanos de la Orden dieron en denominar “la Logia de los Artistas.”

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En 1941 fundaron Artistas Argentinos Asociados conformada, mayoritariamente, por masones, por lo cual es entendible que hayan realizado películas que recordaran la obra de hermanos destacados como lo fue Domingo Faustino Sarmiento –quien llegó a ocupar el cargo de Gran Maestre en la Orden Masónica de la Argentina– en el largometraje titulado “Su mejor alumno” (1944).

Ese papel fue encarnado por un destacado maestro masón como lo fue Enrique Muiño (iniciado el 8 de diciembre de 1925 en la Logia Bernardo de Monteagudo N° 315) quien –dicho sea de paso– hizo construir su mansión de verano en las cercanías del cerro Uritorco,. en tiempos en que ninguno hablaba de que allí hubiera apariciones de OVNIS ni de seres extraños. Pero, por alguna razón que no ha sido revelada, Muiño decidió hacer allí y no en otro lugar, su residencia veraniega.

Lo mismo sucede con “La guerra gaucha” (estrenada en 1942) –dirigida por Lucas Demare– que está basada en una novela de Leopoldo Lugones (1874-1938) quien llegara a ser Pro Gran Maestre de la Orden Masónica de la Argentina; o sea el vicepresidente.

Una entrevista reveladora

Pero hay otros temas –que se encuentran en el ámbito de lo que hoy en día se conoce como “lo paranormal”– ocurridos en vida de Lucas Demare que, hasta hace unos días, eran prácticamente desconocidos.

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María José Demare y Antonio Las Heras

María José Demare y Antonio Las Heras

Las revelaciones surgieron de parte de su hija, la actriz y cantante María José Demare, en el transcurso del programa radial “Sendero de escritores” (Radio Cultura, los martes a las 23 horas), que dirijo y conduzco.

Durante la entrevista, María José explicó que su padre era devoto de la Madre María (María Salomé Loredo y Otaola de Subiza, 1854-1928) a quien en vida se le atribuyeron asombrosas sanaciones y que continúa siendo venerada en la actualidad. Lucas Demare solía llevar flores a su tumba que se encuentra en el porteño Cementerio de la Chacarita.

Allí fue dónde –siendo niña– le enseñó a María José la manera en que había que invocar a la discípula de Pancho Sierra –de acuerdo a lo que afirma la tradición popular– para que concediera las peticiones. Aclarándole que le pidiera lo que quisiese puesto que a él siempre le había cumplido todo cuándo le había solicitado. Y le agregó: “Yo soy absolutamente devoto de la Madre María.”

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Una comunicación telepática

Por todo esto no resulta raro que haya sido quien hizo el guión junto con Augusto Roa Bastos y dirigió la película “La Madre María” (1974), interpretada magistralmente por Tita Merello. Batió records al estar más de un año en cartel.

Posteriormente, nos comentó que conocía que su padre también practicaba el espiritismo; aunque nunca le brindó detalles al respecto.

Pero, sin dudas, el momento más llamativo de la entrevista fue cuando María José explicó lo que le ocurrió al momento de la muerte de su padre, ocurrida el 6 de setiembre de 1981.

Ella se encontraba residiendo –desde hacía tiempo– en Francia; más precisamente en París. Unos amigos la invitan a pasar un fin de semana largo en una playa. El lugar donde se instalaron no tenía teléfono. Estamos hablando de un tiempo en que no existían celulares ni aparatos inalámbricos para comunicaciones a distancia.

Uno de esos días, en un momento dado, repentinamente, siente una gran congoja acompañada de un llanto inexplicable. Por supuesto, no entiende qué le está sucediendo. En apariencia no había motivo alguno para ese malestar. Y siente la necesidad de regresar a París; aunque no podía explicarse la causa de esa sensación. Lo que sí sabía, explica María José, es “que algo había pasado, que no era algo bueno…”

Regresa a París dos días después. Es entonces cuando le llega la noticia de que su padre –que estaba en Buenos Aires– había fallecido en el mismo momento en que María José inició el malestar y la congoja. Nunca pudo explicarse esa extraña coincidencia. Los parapsicólogos si estamos en condiciones de hacerlo: se trató de un fenómeno extrasensorial de telepatía que suele producirse cuando algún ser querido está a punto de desencarnar.

Esa persona, en ese momento crucial, desea comunicarse con alguien a quien lo une afecto entrañable pero que no se encuentra cercano, eso provoca –de manera inconsciente– la apertura del factor parapsicológico y tiene lugar una transmisión telepática aún a grandes distancias. A quien está dirigida la búsqueda de comunicación se le produce algún tipo de señal –generalmente emotiva– aunque no consiga distinguir conscientemente qué es lo que se la está ocasionando. De acuerdo a las investigaciones realizadas desde hace décadas en Parapsicología, este tipo de transmisiones telepáticas son mucho más frecuentes cuando el afectado sufre un accidente o una muerte súbita. Precisamente, Lucas Demare está en ese encuadre puesto que falleció de un ataque cardíaco, a los 71 años de edad.

Hay un detalle más que confirma la idea de la transmisión telepática. Es el hecho de que antes de ocurrir el deceso, el hombre se encontraba en aparente buen estado de salud, sintió deseos de ir a dormir una siesta y, antes de ello expresó: “Cuando me despierte le escribiré una carta a María José”. Ella misma confirma que su padre se durmió pensando en eso. ¡Más que evidente para explicar lo ocurrido! La comunicación que no pudo hacer por escrito la realizó por vía telepática.

María José Demare reconoció que en su vida le han ocurrido muchas cosas “medio extrañas por las que estoy segura que la vida no se termina acá.” “No me suena raro que yo haya vivido otras vidas; aunque no pueda explicarlo.”

Antonio Las Heras es doctor en Psicología Social, parapsicólogo, filósofo e historiador. www.antoniolasheras.com

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