La polémica seguirá por un largo tiempo, vaya a saberse cuánto, y es tan impredecible como nuestro cepo cambiario.
Tantos organismos, prensa especializada, Federaciones, promotores, empresas televisivas, y no se ponen de acuerdo sobre quién es el mejor púgil libra por libra del momento.
¿El Canelo Álvarez? ¿Terence Crawford? ¿Vasiliy Lomachenko? ¿Gennadiy “Triple G” Golovkin? ¿Naoya Inoue? ¿Y por qué no Gervonta Davis? ¿Y algún pesado?
Como marca registrada, venta de entradas, y fama, no hay como el Canelo, que curiosamente escaló hasta esa subjetiva cima hoy sin dueño firme, tras dos de sus peores performances, que fueron sus duelos contra GGG que sobre el ring “perdió”, porque de los dos fue quien dejó peor imagen, pero que “abajo” ganó por un dibujo. Los resultados fríos marcaron un empate y una victoria localistas, regulados por el negocio.
De algo estamos seguros en este análisis: Canelo Álvarez no es el mejor libra por libra en este momento. Pero los demás no tienen chapa para ocupar su lugar.
¿Terence Crawford? ¿Alguien lo conoce, dentro del público raso?
¿Lomachenko?
¿Inoue?
¿Se imaginan esos nombres como referentes boxísticos del momento, como lo fueron en sus épocas Alí, Leonard, Durán, De la Hoya, Tyson, Chávez, Hagler, Hearns, Mayweather?
Es raro -y a la vez curioso- que hoy no exista lo que siempre existió en el boxeo pese a que la escala es tan subjetiva, y los elementos de análisis tan abstractos: el “patrón” de cada época.
El fútbol, con muchos más datos y consensos numéricos, estilos definidos, copas, goles, carisma, valor económico, hinchas, centimetraje periodístico y paladares personales, aún no puede dirimir al mejor jugador de todos los tiempos, ni el del momento, y el boxeo siempre unificó los suyos, con sus elementales criterios.
A diferencia del fútbol, donde según quién premie es uno u otro, el boxeo siempre supo tener su rey magnánimo, ése al que no nos perdíamos, al que esperábamos hasta las 3 de la mañana para verlo contra quien sea, del que se hablaba toda la semana previa, y al que amábamos u odiábamos según el caso, pero que no había que explicar quién era.
Nos resistimos a decir que hoy es el Canelo Álvarez. Es más: no lo es.
Pero lo es.
Y pelea este sábado en el MGM Grand de Las Vegas contra el ruso Sergey Kovalev, nada menos que por el título mundial mediopesado de la OMB que ostenta el ya veterano ruso de 36 años, por lo que de ganarle, sería su cuarta corona ecuménica en 4 pesos diferentes, ya que reinó desde superwelter a supermediano.
Deberá rondar los 80 kg -79,400 es el tope- ante un mediopesado natural, que forjó toda su carrera en esa división -que ya se extendió por 10 años (debutó a los 26)-, y donde viene evidenciando mermas y decadencias. Sin ir más lejos, el año pasado perdió por KO 7 ante el colombiano Eleider Álvarez, casi de su misma edad, aunque en la revancha se reivindicó, venciéndolo por puntos en febrero.
Canelo, con 29, lleva 14 de profesión rentada, y le saca una veintena de peleas. Pero Kovalev tiene sus 3 derrotas en las últimas 7 peleas, lo que desnuda su curva.
Más allá de eso, no es fácil para un mediano ganarle a un mediopesado en su peso. Le sucedió a Sugar Ray Leonard cuando enfrentó al canadiense Donny Lalonde, donde pese a hacerlo dar casi 4 kilos menos -dio 75,700 y después del 4º se “murió”-, la tuvo que yugar y hasta cayó –justo en el 4º-.
¿Pero alguien se imagina a Kovalev venciendo al Canelo? Hoy en día -sin Mayweather en el ruedo-, si el mexicano no perdió en las dos peleas ante GGG, ¿alguien puede creer que en cualquier otra pueda bajar derrotado del ring, máxime si el combate va a las tarjetas?
Como sea, Álvarez se irá con el brazo en alto, mal o bien. Dando un espectáculo –difícil que lo haga hoy por hoy-, o dando lástima.
Merecido o no, la victoria será suya, y el 4º título en diferentes pesos rodeará su cintura como un dato estadístico más que lo refuerce como rey del boxeo, aunque lo consiga merced a una injusticia, un tongo, o una hazaña. Será entonces el rey que en esta época el boxeo se merece.