Las pulgas además de trasmitir a los animales otros parásitos como las tenias por inoculación al picar, cuando el perro o el gato se las comen, también producen otro problema específico de la primavera: la dermatitis alérgica a la picadura de pulgas.
Se trata de una afección cutánea más frecuente en caninos y felinos que viven en zonas templadas. Es una reacción de hipersensibilidad mixta contra los componentes antigénicos de la saliva de la pulga. La enfermedad suele comenzar durante el verano, pero poco a poco se va convirtiendo en un proceso no estacional.
En los perros suele producirse de forma general una dermatitis pruriginosa con formación de costras y escamas sobre el área lumbosacra y miembros posteriores. Sobre la zona abdominal suelen existir pápulas.
El rascado causado por la picazón, puede ocasionar alopecia. En cuadros graves pueden verse afectadas también las axilas, ingles, cuello y orejas y resulta frecuente que aparezca seborrea secundaria.
En gatos aparecen también lesiones papulosas y costras sobre el dorso del cuerpo que se extienden hacia el cuello. Su prevención es la mejor manera de evitar problemas.