Tras su triunfo en los comicios generales del domingo, el presidente electo Alberto Fernández retornó a Tucumán para asistir a la ceremonia de asunción del segundo mandato del gobernador Juan Manzur.
El acto comenzó a las 11.30 en un teatro de la capital tucumana,a donde concurrió un grupo nutrido de gobernadores peronistas, autoridades de la Unión Industrial Argentina (UIA) y de la CGT.
El encuentro servirá para hacer una suerte de escenificación del pacto social que pregona Fernández entre empresarios y sindicatos como instancia necesaria para moderar la inflación.
Por el lado de los industriales, concurrió el titular de la UIA, Miguel Acevedo, y también Daniel Funes de Rioja, como a su vez el presidente de la Confederación Empresaria de la República Argentina (CGERA), Marcelo Fernández.
También se encuentra Marcelo Fernández, de la Confederación General Empresaria de la República Argentina (CGERA), que reúne a cientos de pymes.
La comitiva de representantes gremiales la encabeza el titular de la CGT Héctor Daer, y también se sumarán su hermano Rodolfo Daer, Carlos West Ocampo, José Luis Lingeri, Andrés Rodríguez, Sergio Sasia, Antonio Caló, Norberto Di Próspero, Omar Viviani y Osvaldo Iadarola.
El ex jefe de Gabinete kirchnerista se había comprometido hace tiempo con Manzur para asistir a la ceremonia de asunción.
El mandatario tucumano fue uno de los gobernadores, junto a Gustavo Bordet (Entre Ríos) y Sergio Uñac (San Juan), que estuvo presente en el búnker del Frente de Todos en el barrio porteño de Chacarita.
El mandatario electo ya tiene decidido cuál será su primer destino en el exterior como presidente electo: según confirmaron fuentes de su entorno, viajará la semana próxima a México para reunirse con el presidente de ese país, Andrés Manuel López Obrador, de tendencia progresista, línea ideológica con la que Fernández buscará encolumnarse en su política exterior. Luego de la difusión de los primeros resultados oficiales que confirmaron su victoria, Fernández dio un discurso en el búnker en el que celebró la victoria de Evo Morales en Bolivia, y pidió la libertad del líder brasileño de centroizquierda Lula Da Silva, lo que provocó el descontento de Jair Bolsonaro.