El actor protagoniza Tesis sobre un Homicidio, que se estrenó el jueves, y se refirió a su intención de seguir aprendiendo para volcarse a la dirección cinematográfica, por lo que tiene pensado alejarse un poco del cine para volver al teatro.
Ricardo Darín protagoniza el thriller Tesis Sobre un Homicidio, opera prima de Hernán Goldfrid que se estrenó el jueves pasado y en la que encarna a un abogado penalista que se obsesiona con la búsqueda de un asesino serial que lo envuelve en un intenso duelo intelectual y psicológico y lo pone al borde de un abismo personal.
Esta coproducción argentino-española que también protagonizan Alberto Ammann, Arturo Puig y la debutante Calu Rivero, y cuyo guión fue escrito por Patricio Vega en base a la novela de Diego Paszkowski, llegó a las salas locales con el plus promocional de un entredicho entre el actor de El Secreto de sus Ojos y la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Además de hablar sobre su papel en Tesis Sobre un Homicidio y de su intención de seguir aprendiendo para volcarse a la dirección cinematográfica, el intérprete adelantó que este año tiene pensado alejarse un poco del cine para volver al teatro de la mano de Norma Aleandro, que lo dirigirá en una adaptación de Escenas de la Vida Conyugal, el célebre filme de Ingmar Bergman.
Con innumerables propuestas en carpeta, Darín dijo que en cine eligió volver a interpretar a un abogado porque lo sedujo "la idea de un hombre que intenta hacer prevalecer su visión sobre las cosas a pesar de estar bastante desacreditado entre sus pares. Es un tipo que está dispuesto a llegar hasta el final para defender lo que cree que es su verdad, incluso a riesgo de morder el anzuelo a causa de su obsesión".
El actor agregó que también le gustó "la pulseada intelectual que se genera entre los dos personajes antagónicos. Es un policial, una película de suspenso y un thriller, pero sobre todo es un duelo, y eso me pareció muy atractivo, porque en nuestro cine no tenemos muchas películas de este tipo".
¿Qué fue lo que más te convocó del guión?
-Me gustó en todo sentido, me conmovió y movilizó, sobre todo cuando el director me empezó a contar su visión sobre la historia y el género. Eso me entusiasmó más todavía.
Algo curioso es que la película se construye a partir de una información que en otros filmes se omite, y acá uno puede intuir desde el principio quién podría ser el asesino...
-Eso siempre fue así. Me parece novedoso como estructura narrativa que el espectador tenga una información que maneja junto al personaje. Discutimos mucho con respecto a ese punto, la historia está jugada así, está jugada a creer que sabés algo de lo que estás seguro y convencido...
Y sin embargo no es tan así...
-La esencia de toda la historia me hace acordar a algo que me dijo una vez un abogado con respecto a un pleito: "No interesa si tenés razón, lo importante es que puedas demostrarlo". Uno, cuando tiene la verdad en la mano, cree que no hay muro que se le resista, pero la estructura de la Justicia funciona de tal forma que lo importante es que vos puedas demostrar lo que pensás.
¿Cómo es tu personaje? ¿Cuáles son sus conflictos?
-Es un hombre que está luchando con un conflicto personal, que sufre el descrédito por parte de su entorno y sus colegas, lo cual ejerce un gran peso sobre él. Creo que la suma de todas esas partes lo empujan a traspasar un límite y cruzar una línea de legalidad.
¿Cómo trabajaron dentro del género?
-Siempre es preferible elegir el camino de la economía, porque al espectador que disfruta de este género le gusta que su cabeza trabaje, pero no le gusta que le den las cosas masticadas y en ese sentido no hay que exagerar con la sobrecarga de información. En este género lo más importante es omitir, para que el espectador tenga las mismas incertidumbres y las mismas dudas que el protagonista.
Pasaste por personajes y situaciones similares en otras películas, donde la Justicia es el contexto o el universo...
-Sí, es cierto, ya son varios abogados que hago, pero son todos distintos entre sí, porque básicamente tienen moralidades muy diferentes. Bermúdez tal vez se asemeje un poco a mi personaje de El Secreto de sus Ojos, especialmente por su insistencia en saber la verdad a pesar de todo.
Trabajaste en varias películas de Fabián Bielinsky, Eduardo Mignogna, Pablo Trapero y Juan José Campanella, ¿cuál es la relación que establecés con los directores?
-Cada uno de ellos es un mundo totalmente distinto, con características muy personales y diferentes formas de encarar el trabajo. Yo debo agradecer que me pase algo así, porque cuando uno tiene la oportunidad de trabajar en más de una oportunidad con un mismo director, cuando ya empezás a entender sus códigos, el trabajo se agiliza muchísimo y se produce algo muy positivo que es la confianza.
comentar