El intérprete de Separados elogia la actitud que tuvo su familia y dice que no cela a su hermana, como hacía de pequeño en Agrandadytos.

Se metió en el corazón de todos hace casi 17 años cuando la retaba a su hermanita Agustina desde las sillas petizas de Agrandadytos. Dady Brieva lo "pinchaba" y él agarraba viaje para prohibirle a su hermana que tuviera novio. Con 22 años Rodrigo Noya mantiene su esencia y sus anteojitos, aunque algo cambió: ya está insertado en el mundo del espectáculo como actor. El joven oriundo de Chascomús es uno de los protagonistas de Separados, una de las comedias que ofrece el Multiescena de la avenida Corrientes.

- Tu vida se mudó a Buenos Aires.

-Sí, estoy parando en lo de mis abuelos en Villa del Parque. Es un proceso de mi vida en el que me estoy empezando a instalar en Capital para trabajar tranquilo y sin tanto viaje. Pero hasta hace un año y medio iba y venía todos los días. Como lo hice toda mi vida, no me cansa, pero sí siento la necesidad de volver. No tengo la idea de instalarme acá y no volver más a Chascomús. Eso jamás. Los fines de semana me gusta volver, aunque ahora con la temporada de teatro no se puede. Pero día por medio que tenga, me vuelvo allá, jaja.

- ¿Cómo viviste el estreno y las primeras semanas de "Separados" ?

-Con mucha adrenalina, nervios y ansiedad. En la previa, tenía ganas de salir a hacerlo cuanto antes y a su vez ganas de no salir a escena, jajá.

- ¿Por? ¿Temor a que no venga gente? ¿A olvidarse la letra? ¿A qué?

- Perderte en el escenario es peor que olvidarte la letra. Por dónde entrar o salir, capaz. La cabeza del actor es complicada. Un día me olvidé los lentes antes de una escena. Me toqué el bolsillo, no los sentí y me agarró desesperación. Y seguí con el texto para adelante. El cerebro trabaja a mil y por eso después de la obra pasan horas y no te podés dormir, y a veces ni comer podés. Bajás del escenario al palo.

- ¿En qué momento sentiste que querías ser actor?

-Cuando arranqué en Agrandadytos ya empecé a meterme en este mundo, pero sin actuar porque ese era yo. Al menos, mi hermana y yo no teníamos guión, no actuábamos. Todos los que empezamos a actuar de chicos debemos pasar un proceso que tiene que ver con la familia. Hasta cuándo es un juego y cuándo empieza a ser un trabajo. Yo creo que un chico no debe trabajar. Si la familia lo explota o lo obliga, eso es lo peor. Y he visto muchos casos de esos. A algunos les dicen "si no vas al casting no te compro el juguete". El chico es un chico y lo tiene que decidir él. Y el padre sólo estar para frenarlo o poner límites, pero no para obligarlo. Mis viejos siempre me remarcaron que lo hiciera si me gustaba. Ellos no querían que la pase mal y me pierda partes de la infancia por ir a trabajar. Si veían que lo tomaba como un trabajo, me sacaban al instante. Pero a mí me divertía un montón. Era mi vida. Tal vez a los 15 o 16 años me di cuenta que quería ser actor. Lo que me gusta es hacer papeles distintos, no repetir. Y a mí generalmente me encasillaban en papeles de chico inteligente, de nerd.

- ¿Qué referentes tenés dentro de este mundo?

-Nunca estudié actuación, pero soy mucho de recibir. Tomo mucho de las personas con las que trabajo. Y he trabajado con gente muy rica. Cuando tenía 11 años hice Hermanos y Detectives con Rodrigo de la Serna, que fue un laburo inmenso que hasta me permitió ir a trabajar en España, y de él aprendí muchísimo, como actor y como persona. Lo tengo como un ícono. Me dio los detalles principales de la profesión. No me lo explicó, yo sólo intentaba copiarlo. Y todo lo que sé de teatro lo aprendí de Pepe Soriano, con quien trabajé en La Laguna Dorada. Desde cómo pararme hasta cómo sentir sobre el escenario. Y ahora también recibo mucho de Esteban (Prol) y de María Fernanda (Callejón).

- ¿Y Agustina, tu hermana..?

-Agustina está muy bien. Es mi hermana, pero también es mi amiga, mi compañera, es la persona que más me conoce... es todo. Si no hubiese sido por ella no sería actor. Porque empezamos juntos y al final yo terminé en la actuación, pero a ella no es lo que más le gusta hacer. Es un poco más tímida y yo más cararrota, verborrágico. Ella por ahí hace alguna publicidad, pero no más.

- ¿Seguís siendo "cuida" con ella?

-Jajá, no. Yo me comía el papel de mi papá. Cuando él salía de casa me decía: "Rodrigo, vos quedás a cargo de la familia". Y yo me comía eso, jaja. Pero era un juego. Pero no soy un celoso en la vida. Cuando nos ponen los videos que mis papás tienen guardados me da un poco de vergüenza. Ellos y mis abuelos guardan todo lo que sale de nosotros.

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