Puntualmente, el juego requiere que dos personas se sientan en el suelo, junten los pies –intercalando el dedo gordo- y usen la fuerza para hacer que el pie del oponente derribe una barrera ubicada a los lados. La única estrategia es la fuerza.
Desde hace 12 años, el campeonato va a las manos (o los pies en este caso) de un mismo ganador: Alan Nash, un británico que se ejercita a diario para participar de la competencia. A tal punto que, durante su carrera deportiva, se rompió nueves dedos.