La foto parece un puesto de cualquier mercado, pero es la prueba que ha permitido la encarcelación de un ciudadano chino que había sustraído más de 2.000 prendas de ropa interior de sus vecinas. No es ni el primer ni el último hombre que tiene cierta fijación por la lencería femenina, pero sí que destaca por el cantidad de prendas que había robado y que escondía un falso techo del edificio en el que residía.
El ladrón, cuya identidad no ha sido revelada, aprovechaba la proximidad de los tendederos para robar los sujetadores que sus vecinas colgaban y que no volverían a recoger. Lo que comenzó como un objeto fetiche se transformó en una obsesión que finalmente le ha delatado.Tras observar día tras día cómo su ropa interior desaparecía de los tendederos, varias vecinas de la ciudad de Guangxi, al sur de China, decidieron denunciar a la policía. Los agentes comenzaron a investigar la zona hasta que el falso techo en el que guardaba su 'tesoro' se desplomó, quedando al descubierto cientos de sujetadores y corsés.