Guillermo Bameule nos invita a pasar y sentarnos frente al sillón en donde durante años lo hizo nada menos que Santiago Leyden. Allí donde, parafraseando a Lerner, el eco de la gloria duerme en un placard. En una sede que está lejos de reproducir aquel ritmo de los 80'.
Este ex empresario, de 62 años y ex vicepresidente de un frigorífico hasta 2007, con diez años de antigüedad como socio, es junto con Daniel Pandolfi, quien aportó la plata para que Ferro pueda ponerle fin a una pesadilla de doce años y volver a tener autoridades propias. Y soñar con aquellas épocas, de los títulos en fútbol, basquet y voley, es inevitable.
-¿Qué significó para usted haber participado en el levantamiento de la quiebra?-Hace siete años empecé a involucrarme más, sobre todo con las divisiones inferiores durante tres años, con otra gente y junto con Daniel, empezamos a pensar la manera de levantar la quiebra. Hacía unos tres años se había abierto una caja de ahorros en donde se le ofrecía a los socios aportar. Era increíble la cantidad de la gente que acercaba lo poco que tenía. En ese momento el socio Marcelo Tortorelli comenzó a negociar con los acreedores uno por uno. Había casi 400 y el trabajo que se hizo fue muy bueno y luego con Daniel fuimos llamando a los grandes acreedores hasta que la jueza nos dijo "hasta aquí llegamos" y se le acercó el dinero de los acreedores que no aceptaron. En el caso de la AFA hubo un avenimiento por el 60%, con la AFIP se hizo un plan de 93 cuotas que se pagarán con un interés bastante bajo. De la deuda original se diría que se pudo levantar todo eso.
-¿A qué atribuye usted que se haya llegado a esa situación?-Con el diario del lunes es fácil hablar. Yo creo que estos procesos son parecidos a lo que sucede con las empresas. Uno empieza a ganar plata y después vienen los momentos difíciles y uno no se da cuenta. Hubo falta de previsión. La desaparición de la cantidad de socios, fue progresiva y de pronto quedó una estructura para 50.000 socios, con solamente 10.000 y hubo gastos fijos que no se pudieron absorber y afrontar. Después de la última presidencia de Leyden, la de Evangelista no fue mala, pero venía con un arrastre y después hubo algunas cosas raras, ventas de jugadores que no fueron muy transparentes. Además, hubo una debacle futbolística, dos descensos en dos años y con ello, una fuga importante de socios. El Organo Fiduciario tenía como objetivo levantar la quiebra y tornar operativo al club, pero no lo logró.
-¿Eso quiere decir que usted se excluye de la posibilidad de participar en las elecciones?
-No. Vamos a participar en una lista con Daniel como presidente, yo iría de vice y otra gente. De acuerdo a lo que nos dijo la jueza, puede haber elecciones en el último fin de semana de noviembre o en el primero de diciembre (sería el 30-11). Es más, el plazo ya está excedido dos años y la jueza podría empezar a liquidar activos.
-Bajo la gestión de la jueza se recuperó la cancha auxiliar y se construyó una tribuna de cemento.-La jueza dijo que no vendió activos del club. Pero todo eso lo hicieron los socios, como la cancha de hockey y la de césped sintético, se reparó la pileta y el predio de Pontevedra. Mientras tanto, el club seguía teniendo déficit operativo. Todo esto se hizo para atraer socios. Hoy pagan unos nueve mil y necesitaríamos tres mil más. Antes había que pedir turno para usar las canchas de tenis, había una fila de tres cuadras para las Vacaciones Alegres. Todo eso se perdió. Hasta había socios que no hacían deportes. Que simplemente le gustaba ser socios. Hoy quien es socio, pide una contraprestación. Por eso estamos trabajando en hacer una nueva cancha de hockey, que el handball, voley, basquet, tengan una participación mayor. Este es un club con una potencialidad enorme. En el gimnasio Etchart pueden entrar 3.000 personas. En el basquet estamos en la segunda categoría, pero llegamos a estar en la quinta, después de haber sido campeones varias veces de la liga y subcampeones de la William Jones. Falta el fútbol, en donde tenemos dos títulos y jugamos la Copa Libertadores de 1983 y 1985. Hoy estamos en segunda, pero queremos ascender.
-La última, ¿se puede llegar a volver a vivir aquellos momentos?