"Estoy contento de volver a estar acá, de la confianza que sentí del cuerpo técnico y mis compañeros. Yo soy feliz acá", dijo el goleador de Juventus.
Fue un momento muy difícil. A veces no hay palabras para describir. Es duro de contarlo. Por ahí la gente no llega a entender o valorar lo que uno siente, vive y lo que hace para vivir a la Selección. Son etapas de la vida que te las ponen adelante y tenes que seguir.
¿Qué voy a hacer? Soy jugador de fútbol pero soy una persona, y tengo el mismo derecho que todo el mundo a vivir. Y a veces en la vida también recibís otras noticias y empezás a valorar la vida de otra manera, y tu vida cambia, y el fútbol es tu vida pero también hay otras cosas importantes que no pasan por el trabajo. La gente es libre de opinar, es libre de hacer lo que quiera, de insultar, de criticar: si son felices, está todo bien. Para mí somos personas antes que jugadores. Y siempre queremos lo mejor para esto. Lloré. Estuve malísimo. Pero me queda mucha carrera. Siento un amor profundo por el fútbol. Cuando no lo sienta más dejaré de jugar y ya está.
En mi cabeza no estaba quedarme en Estados Unidos. Cuando pasó esto, hablé con mi familia y les dije que me iba a quedar a ver a Federico (NdeR: vive en Ohio, juega en la MLS). Lo veo poco. Quería estar con él y me quedé. No es que no quise volver al país. Seguiré volviendo, en Navidad iré. Pasé un tiempo con él, me hizo olvidar de todo y me hizo muy bien. Después volví a Argentina, nadie me dijo nada, todos me dijeron que vaya para adelante. Habrá gente que no le gusto, está todo bien. Yo no juego al fútbol para gustarle a todo el mundo. Si son felices insultándome, está todo bien.
Mi familia está al pie del cañón y quieren que esté acá.
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