El principal problema con el DT radica en las formas: el sucesor del Tata Martino se caracteriza por la rigidez en las cuestiones disciplinarias, y eso choca con algunas concesiones que se le dieron al argentino en el último tiempo, como por ejemplo el regreso a los entrenamientos tras las fiestas de fin de año (el rosarino tenía boletos de vuelta para el 2 de enero y el técnico quería a todos entrenando el 30 de diciembre).
Lo concreto es que Messi y Neymar llegaron dos días antes del partido ante la Real Sociedad, que detonó la bomba. No sólo por la derrota, sino porque el mejor jugador del mundo comenzó el encuentro desde el banco de suplentes y –según trascendió en los medios españoles- apuntó contra Luis Enrique, a quien lo acusó de creerse "amo y señor" del vestuario.
Mundo Deportivo, también de Barcelona, habla de otro frente abierto por Messi: Joaquín Valdés, psicólogo y hombre de confianza de Luis Enrique. Fue luego de la derrota del domingo y por el mismo motivo: Lio quiere jugar todo y no le ha perdonado una suplencia ni al mismísimo Pep Guardiola.
Si algo está claro por estas horas es que esto no es uno de los tantos runrunes mediáticos: de hecho, el lunes echaron al director deportivo, Andoni Zubizarreta, y tras él se fue Carles Puyol, uno de los últimos símbolos del club catalán. Entretanto, el rosarino no se presentó al entrenamiento bajo una excusa –gastroenteritis- que no se creyó nadie. Marca tituló hoy "Divorcio total entre Messi y Luis Enrique".
Así las cosas, como nunca antes la salida de La Pulga es más que probable. Lo siguen el Chelsea y el Manchester City, entre otros, y el propio futbolista lanzó un guiño por las redes sociales, al comenzar a seguir en Instagram al club londinense.
Sport da cuenta de que los compañeros de Messi están con él y que "el plantel quiere que el crack argentino se encuentre a gusto, como siempre, y que la discusión con Luis Enrique sea lo más efímera posible". Por eso, en las próximas horas tendrá una reunión de los principales referentes del plantel: Xavi Hernández, Andrés Iniesta, Sergio Busquets. El objetivo: cerrar filas y evitar que la sangre llegue al río.
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