Es el hombre que pinta los telones de las hinchadas, el que le pone color a la fiesta del fútbol. En un mano a mano con DIARIO POPULAR, contó cuáles son las joyas de su "museo" y cómo convenció a su padre de que su trabajo iba en serio
Una tarde de febrero del 2009, Pepe Perretta, fanático de Nueva Chicago, fue a la tribuna de Deportivo Morón. El "Gallito" jugaba contra su equipo y estaba en el corazón de la popular local. No se escondía, ni buscaba pasar desapercibido. Todos sabían que el pelado, grandote, con las manos repletas de tatuajes, era hincha del rival.

Pepe había pintado un telón para Morón, y tenía que enseñarles a los hinchas a bajarlo: enrollarlo, desenrollarlo, moverlo, llevarlo, traerlo. Mover una bandera que ocupa toda una popular no es fácil, y enseñar a manejarla es un proceso que les explica a todas las hinchadas para las que trabaja.

El visitante hizo un gol. Todos lo miraron. Pepe no movió un pelo.

Pepe Perretta es el Miguel Ángel de las canchas argentinas. Pinta telones, banderas, trapos. Pinta pasión. Alto, grandote, parecido a un motoquero pero con la sensibilidad de un enganche, transforma la pasión en color, imprime lo irracional en una frase o un dibujo. Pepe es el artista de la pelota. Y no es exclusivo: más allá de su fanatismo por Nueva Chicago, casi todos los equipos del fútbol argentino lucen obras suyas.

El taller de Pepe queda en Villa Celina. El hall podría ser un museo: las fotos de famosos y telones se tapan entre sí, como si se codearan para ganar atención. Una puerta vidriada separa al taller. Con los aerógrafos, los seis empleados que trabajan con él —Iván Cespón, Leo Cáceres, Javier Occhipinti, Raúl González, Patricia Lanatta y Susana Álvarez—, convierten telas blancas, inocuas, silenciosas, en un "manto sagrado", como él los llama. Los pedidos bajan desde partidos políticos hasta demandas particulares, como un trapo que mandó a hacer la familia de Pablo Migliore.

Todos ellos pintaban antes de conocer a Pepe. Pero él les enseña su sello, su estilo:

-Las banderas no se firman. Nuestra firma, es nuestra impronta— le dice a DIARIO POPULAR.


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Nadie descubre que su vocación es pintar telones de cancha. No es como ser futbolista, astronauta, o cantante. Ser un artista del fútbol es fruto de una casualidad. Pepe pintaba persianas de negocios, kioscos, carnicerías y motos. Su papá, un tano tradicionalista, no lo apoyaba. Le decía que dejara las pinturitas y saliera a trabajar. Un cliente se contactó con él. Era el cumpleaños de 15 de su hija, fanática de Boca, y le pidió un cuadro y unas banderas para los integrantes de La 12 que iban a tocar el bombo. Cuando los barras vieron el cuadro, quedaron fascinados. Quisieron conocerlo. Ellos le hicieron el primer pedido grande: un telón con el "12" y un círculo alrededor.

Así empezó. Una hinchada llevó a la otra, que trajo a una tercera, y su clásico le envidió su nueva joya y también quiso pedirle un telón a Pepe, y de repente todos los hinchas del fútbol argentino deliraban cuando los trapos gigantes se desenrollaban en las populares.

-Yo no le puedo negar mi arte a nadie-, dice.

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Sin embargo, a pesar de su creciente popularidad, el telón de Nueva Chicago, el de sus amores, no llegaba. En la popular, el telón significa poder: el grupo de la hinchada puede adjudicarse el dueño de la tribuna. En Chicago había —hay— internas. Ninguna facción le permitía a la otra que mostrara semejante trofeo.

El vínculo entre Chicago y Perretta está en la piel del artista. Pepe tiene tatuada la firma del "Gomito" Gómez, su ídolo: el propio jugador se la tatuó. En el centro de un estante de su taller, atrás de su sillón, hay una pelota firmada por Gómez, del día en que el "Torito" ascendió en la cancha de Colegiales.

El pedido del primer telón del "Torito" apareció tarde. Cuando se pusieron de acuerdo en la tribuna, se acercaron a Pepe. Le mostraron el diseño. "¿Vos sos loco? Este telón es mío, lo pinto con el corazón", les respondió.

Hoy, para colgar todos los telones que pintó de Nueva Chicago —dice— necesita cuatro canchas.


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—¿Dónde encontrás el orgullo por pintar un telón?

—En el llanto de la gente. Para mí, un telón es un hijo. Cuando los veo bajar, me emociono. Para mí no son telones ni telas: son mantos sagrados.

Por lo general, la gente no se quiebra en los museos. Pero en la cancha, cuando el hincha ve bajar un telón, llora. ¿Por qué?

—Porque representa la pasión en tela. Nosotros, como artistas, no podemos exponer en ninguna sala de arte: nuestras salas de exposición son las tribunas y los alambrados. Vivir de esto me enseñó que eso es mucho mejor. Cuando veo llorar al hincha más grandote y corpulento, es porque le estoy reflejando el sentimiento que tiene. Y eso es hermoso.

Una vez pudo hacer llorar a su papá. En 2010, Los Borrachos del Tablón, la barra de River, le pidió un telón enorme, que ocupara toda la popular "Millonaria". Su viejo era fanático de River. Cuando lo llamaron, aceptó. Quería pintar para el tano que se quejaba de su vocación.

Lo estrenaron en el River-Boca del 2010. Pepe y el viejo fueron juntos a la cancha. Se ubicaron de frente a la popular. El papá no sabía nada: lo puteaba por las entradas que había conseguido. "Tranquilo, hay una sorpresa para vos", le decía.

Hasta que apareció el telón.

Blanco, con bordes rojos, el escudo de River, una damajuana y la inscripción del nombre de la barra, irrumpió en la popular ferozmente. El papá se quedó quieto. Inmóvil. Era testigo de una obra magnífica, imponente. Y nacida de las manos de su hijo. Se abrazaron. Pepe lo vio llorar por primera vez. Le dijo, también por primera vez, que estaba orgulloso de él.

Pepe lo cuenta y lagrimea.

—Fue un momento único que me regaló mi laburo. Y que en ningún otro trabajo lo hubiera vivido.


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El presente plantea dificultades. Una restricción impide el ingreso de banderas superiores a dos metros por un metro. Encima, la mayoría de los clubes argentinos ya tienen trapos suyos. Todo eso lo obligó a expandirse, buscar mercados latinoamericanos. Pintó para Colo-Colo, Universidad de Chile, Once Caldas, y hasta equipos de Estados Unidos. Pintó, incluso, el telón de la Selección Argentina: una bandera de 25 metros, blanca, con las caras de Lionel Messi, Diego Maradona y el Papa Francisco.

A pesar de eso, construye su carrera como un futbolista: jugó en Primera, llegó a la Selección y ahora sueña con pintar para equipos europeos. En París está el Louvre, en Madrid el Museo del Prado y en Londres el Museo Británico. Pero Pepe apunta a otras salas: el Santiago Bernabeú, el Camp Nou y Old Trafford. 


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