"Estar entre los cuatro o cinco primeros era el objetivo cuando arrancó el campeonato", afirmó el electo presidente de Racing, en los días previos al 1-0 del pasado domingo frente a Godoy Cruz. Blanco, en realidad, interpretaba el panorama futbolístico que se le presentaba a la Academia , con un plantel absolutamente renovado y con un cuerpo técnico muy resistido desde el comienzo de su gestión. Y mucho más aún después de la derrota ante Independiente, cuando quedaron flotando en el aire declaraciones suyas que fueron leídas por el ambiente como grandes claudicaciones.
Pero los imponderables del fútbol fueron, son y serán incontrolables. ¿Quién podía sospechar al termino de la décima fecha que Racing (hasta ahí con 16 puntos) podía obtener hasta el cierre del torneo 8 triunfos y un empate en los 9 partidos que restaban? Sin embargo, Racing lo hizo. Jugando decididamente bien en muy pocas oportunidades y jugando en un nivel discreto en la mayoría de los encuentros que terminó ganando 1-0, como por ejemplo el último.
¿Fue Racing el mejor equipo del campeonato? La pregunta incómoda y quizás perturbadora para el sentimiento racinguista, hoy, solo les puede interesar a los puristas. Lo innegable es que aventajó a River en 2 puntos. Pero en juego y en recursos no estuvo por encima de River. Al contrario: fue menos que River. Pero en el partido decisivo le ganó 1-0 en Avellaneda con aquel gol en contra de Funes Mori, aprovechando la posibilidad de que Marcelo Gallardo le opuso un equipo de emergencia por la cercanía del cruce ante Boca por la Copa Sudamericana y le allanó el camino.
La virtud de Racing es que no dejó pasar ninguna chance. Y fue forjando su consagración sorpresiva, fortaleciéndose defensivamente. Se fortaleció tanto de mitad de campo hacia atrás que en la última recta pareció inexpugnable. En este caso, la memoria colectiva nos lleva a aquel equipo de Boca campeón de 1964, cuando convertir un gol le garantizaba, prácticamente, ganar el partido. Con este Racing pasó lo mismo. Un gol era el pasaporte a la victoria. Un gol para derrotar a Gimnasia, a Banfield, a Quilmes, a River, a Godoy Cruz. La excepción fueron los 3 goles a un Central también alternativo. Todos en fila a merced de Racing, cuando River ya daba señales de que le faltaban piernas y frescura para sostener su dinámica y su ritmo.
Frente a las dudas reiteradas de Lanús e Independiente que nunca lograron estabilizarse, Racing dudó menos. Y ganó cuando tenía que ganar, aún resignando la postura inicial de equipo con elaboración que pretendía plasmar Cocca, para transformarse en un equipo vertical y contragolpeador. Quizás como testimonio evidente del cambio, el mismo Cocca, segundos después de vencer a Godoy Cruz, expresó algunas palabras que redefinen su mirada de las circunstancias: "Este plantel tiene los huevos grandes como este Cilindro".
Racing no salió campeón por esos atributos que Cocca supo distinguir con gran énfasis, más allá de que siempre se consideren como un valor agregado importante para cualquiera tarea que se emprenda. Racing salió campeón porque tuvo el resto que a River le faltó, saturado por la doble competencia. Allí, cuando caminó por los bordes, no se cayó. Fue pragmático. Simple. Rotundo. Y altamente eficaz para imponerse, aunque no le sobrara nada.
Ahora, plantear con oportunismo que a los campeones por el hecho de ser campeones hay que dorarles la píldora y sobrecalificarlos para ser funcional a la euforia que despiertan, es una lectura que trasciende los espacios del análisis. No fue un gran campeón aquel San Lorenzo que bajo la conducción de Juan Antonio Pizzi obtuvo el Torneo Inicial de 2013. Tampoco fue un gran campeón el River del Pelado Díaz que ganó el Torneo Final en la primera mitad de 2014. Ni es un gran campeón este Racing que dirige Cocca.
Aquel San Lorenzo de Pizzi luego creció y conquistó con Edgardo Bauza la Copa Libertadores. Aquel River del Pelado luego creció con Gallardo y abrazó la Copa Sudamericana. Este Racing de Cocca tiene la posibilidad de experimentar, de ahora en más, un salto de calidad. Y de reencontrarse con la idea original de su entrenador.
El desafío está instalado. Ganar ayuda. Pero para seguir ganando siempre es necesario jugar mejor.