El desarrollo del partido fue de la mano de las urgencias que acumuló Argentina después de la caída en Brasil, porque el entusiasmo y el compromiso de los dirigidos por Bauza se motorizaron a partir de las obligaciones que surgieron por la situación en la tabla de posiciones, y entonces, la actitud fue clave para afrontar con autoridad la disputa del balón en la mitad de la cancha, porque hubo una presión constante sobre la salida de Colombia, que le permitió el elenco albiceleste recuperar la pelota en el campo rival, para habilitar inmediatamente a Messi, que de entrada mostró que estaba en el "Modo Intratable", como para desequilibrar desde lo individual o exponer su lucidez, casi única, para habilitar a sus compañeros.
El partido fue tan intenso como áspero, pues abundaron las acciones "al límite" de los excesos en el juego brusco, pero en ese escenario, Argentina estuvo firme para mantener una estructura sin fisuras y después, adelante, ya contó con su as de espada iluminado, para hacer la diferencia.
Messi avisó con un centro al área, para un cabezazo de Otamendi que se fue por arriba del travesaño. Hasta que lo bajaron de nuevo al Diez, y con un tiro libre mágico colocó la pelota en el ángulo, lejos del alcance de Ospina, que apenas se tiró para la foto, haciendo más espectáculo la escena con un roce en el travesaño y el pique unos centímetro adentro del arco, para un desahogo que contagió confianza y entusiasmo en la gente y especialmente en los protagonistas.
Y como si el ánimo argentino estuviera reclamando una confirmación, un ratito después, Messi se paró en la posición de extremo derecho, escapó a la marca de dos rivales y metió un pase exacto, al corazón del área, donde Pratto estaba esperando para meter el cabezazo goleador.
A Colombia no lo ayudaron ni los cambios, y así, con un Messi que estaba en todos los detalles, tanto para conducir, como para presionar la salida del rival y hasta discutirle los fallos al árbitro, la Selección Argentina siempre estuvo más cerca del tercero que los cafeteros del descuento. Hubo avisos, con un remate de Di María en el palo o una acción accidentada de Pratto, que no fue gol de casualidad. Hasta que el Diez frotó de nuevo la lámpara, le robó el balón a Arias, desbordó por la derecha, intentó asistir a Higuaín, pero como se pasó, le quedó servido a Di María para poner el tercero y sellar la victoria argentina.
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