El 29 de abril de 2003 no fue un día cualquiera en Santa Fe. Un temporal afectó a la ciudad y las localidades aledañas y, como consecuencia del desborde del río Salado, destrozó casas, comercios, y acabó con la vida de, al menos, 23 personas. Porque si bien la cifra oficial de víctimas fatales fue esa, días, semanas y años después se fueron suscitando otras tantas producto del estrés postraumático de aquellos que lo perdieron todo. Fue una verdadera catástrofe no sólo para la provincia sino para el país.
El agua parecía apoderarse de decenas de barrios. Porque no sólo azotaban las precipitaciones sino también los litros y litros que se acumulaban frenéticamente en las calles y que no drenaban como consecuencia de las obras públicas incompletas, las mismas que se habían inaugurado como finalizadas.
La dramática escena se repetía como copias perfectas entre las calles. Gente llorando, empapada, tratando de salvar a sus animales, sus objetos más preciados y aquellos que había conseguido con el sacrificio de años y años de trabajo.
Pero las inundaciones no sólo se llevaron barrios enteros sino también la carrera política del entonces intendente de la ciudad, Marcelo Álvarez, quien a raíz de lo que sucedió fue acusado de ser uno de los responsables políticos por no haber realizado en forma completa las obras de defensa que impidiesen el ingreso de las aguas ante una eventual crecida del río Salado. El ex jefe comunal falleció el pasado 9 de abril.
El fenómeno climático continuó durante cinco días, aunque la recuperación de la ciudad demoró años de sacrificio y esfuerzo por parte de todos los vecinos.
Hace 15 años, el fotógrafo Eduardo Edmundo Seval le tocó retratar esos terribles momentos con su cámara y hoy, aún con esos recuerdos en su cabeza, realizó una composición del antes y el ahora para POPULAR.
Aquí un repaso por las imágenes más impactantes.