El 66 por ciento de los filetes de salmón rosado importados de Chile que se comercializan en las pescaderías de la Ciudad de Buenos Aires contienen presencia de antibióticos, según reveló un informe privado.
Se trata de antibióticos que son utilizados durante su crianza y que pueden afectar la salud de quienes consumen ese pescado tan preferido hoy en día.
El Centro de Investigación y Desarrollo de Alimentos Saludables del Instituto de Tecnología de la Fundación UADE realizó un estudio de laboratorio y detectó que más de la mitad de los salmones rosados de las pescaderías de la Ciudad de Buenos Aires presentan residuos de antibióticos superiores al límite permitido por el CODEX Alimentarius Internacional (Código Alimenticio) y pueden provocar consecuencias negativas en la salud de quienes los ingieran.
El salmón rosado es uno de los pescados más consumidos y asociado a propiedades favorables para contrarrestar enfermedades cardiovasculares ayudando a disminuir los niveles de colesterol “malo” y a normalizar los triglicéridos.
Así lo determinó el equipo de trabajo encabezado por el ingeniero Pablo Rosito, tras relevar más de 100 muestras provenientes de 38 comercios de Capital Federal y hallar que el 66 por ciento de los casos presenta restos de flumequina y, principalmente, clorhidrato de oxitetraciclina, ambos compuestos de los antibióticos utilizados en los criaderos de salmón para contrarrestar las enfermedades que provocan la muerte de los peces.
En la Argentina el consumo de pescado en el 2016 fue de 7,2 kilos per cápita.
Cuando una persona debe tomar un antibiótico como tratamiento a alguna infección o enfermedad, los efectos colaterales adversos que pudieran producir se pueden evitarse generalmente cumpliendo las prescripciones relativas a la dosis y duración del tratamiento. Sin embargo, cuando se ingieren no intencionalmente no es posible cuantificar o vigilar la cantidad ingerida lo que puede causar problemas directos para la salud.
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