La Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y el Premetro invitó a asociaciones barriales, sociales, estudiantiles, de usuarios a participar "en un viaje de despedida a estos fieles compañeros de tantos kilómetros".
"Luego de haber acompañado gran parte de la historia de nuestra ciudad, de nuestro país, de millones de usuarios que viajaron en sus asientos de madera, iluminados con la romántica luz que emana de sus tulipas, merecen una salida digna, no ser arrojados a la basura ni convertirse en leña para un asado", dijo la entidad en referencia a una expresión despectiva de un funcionario porteño.
Por eso propone concurrir a la cabecera de Plaza de Mayo a las 14.30 para viajar hasta Primera Junta.
Con idéntico propósito, la Red de Patrimonio, formada por unas sesenta organizaciones no gubernamentales, convocó para mañana a las 18 a la misma estación terminal, para participar en uno de los últimos viajes de las "brujas", así llamados porque fueron fabricados en la ciudad belga de ese nombre.
Se trata de unos 70 sobrevivientes de los 120 coches que formaron la flota original de la línea A, construidos por La Brugeoise, Nicaise et Delcuve a partir de 1911, con los que el 1 de diciembre de 1913, Buenos Aires puso en marcha el primer servicio de este tipo de Hispanoamérica y de todo el hemisferio sur.
Aunque casi todos sufrieron reformas, conservan un conjunto de características, como la carrocería de madera y detalles de época, que envuelven al pasajero en una atmósfera particular, sobre todo a su paso por la estación Perú, con su decoración histórica.
El Gobierno de la Ciudad, que se hizo cargo del Subte este año, paralizará el sábado por 56 días la línea que une la Plaza de Mayo y el barrio de Flores, para incorporar 45 coches importados de China por el gobierno nacional y retirar las "brujas".
El anuncio levantó una ola de objeciones de entidades y usuarios debido al valor histórico y cultural de esos vagones únicos. También su atractivo turístico es palpable.
Los brasileños César y Valeria Matos, por ejemplo, dicen haber sabido del "subte de madera" en agencias de viaje de San Pablo, que lo mencionan como uno de los atractivos porteños.
"Quisiéramos que mantuvieran el subte como está porque esto no hay en otros países, sólo acá. Podrían restaurarlos sin sacarlos", proponen.
En tanto, los usuarios cotidianos están envueltos en la polémica y, según puede oírse en la calle o leerse en la red social Facebook, hay tantos horrorizados por la pérdida de ese patrimonio como defensores de sacarlos, que en el mejor de los casos aceptarían mantener uno de muestra inmóvil en un museo.