La emoción de Delia Giavanola de Califano al encontrar a Martín Ogando tiene un trasfondo aún más profundo: su nieta buscó intensamente al hermano durante años, hasta que en 2011 se suicidó. "Quería encontrarme con mis padres", escribió en su última carta
Detrás de la alegría del encuentro de cada nuevo nieto aparecen un sinfín de historias inconclusas en muchos casos felices, en muchos casos de las otras. En la recuperación de la identidad de Martín Ogando Montesano existen de las dos.

Delia Giavanola de Califano se mostró muy emocionada ya que después de casi cuarenta años de lucha incansable pudo dar con su nieto. Lamentablemente, la felicidad de Delia no pudo ser completa.

Para entender la emoción de la abuela del nieto 118 al sostener el micrófono, vale la pena conocer la otra parte de la historia, el bálsamo que representa este hallazgo y cómo, de alguna manera, cura una herida profunda dentro de otra herida profunda.

En agosto de 2011, su nieta y ex militante de H.I.J.O.S., Virginia Ogando, decidió suicidarse luego de haber dedicado gran parte de su vida a buscar a Martín.
      Embed
banner

En 2010, Virginia confesaba a Página/12 el comienzo de su historia de lucha: "Mi abuela Delia siempre fue una mina re polenta, todos los jueves iba a las rondas de Plaza de Mayo y me llevaba. A mí no me gustaba, iba a la plaza a jugar con las palomas. Crecí siempre con la verdad pero sin involucrarme en la historia".

El click a Virginia le ocurrió apenas pasados los veinte. En 1997 empezó su búsqueda, la primera acción fue ir al programa de TV "Gente que busca gente", a la espera de que Franco Bagnato pudiera dar con su hermano. Los intentos de la producción del programa fueron inútiles. Al tiempo, Virginia se casó y se radicó en Saladillo donde ingresó a trabajar al Banco Provincia.

      Embed
banner

Los años siguientes tuvieron dos grandes decepciones en la búsqueda de su hermano. En 2001 una señora se acercó para confesarle que en Mar del Plata había un chico que por su historia podría tratarse de Martín.

"Volé a Mar del Plata, lo ubiqué pero no me acerqué. Al día siguiente lo esperé frente a su casa y lo encaré, le dije quién era yo, le conté mi historia y que pensaba que podía ser mi hermano. Era muy parecido a mí, muy parecido a mi papá comparándolo con sus fotos. No me coincidía la fecha para nada, había tres años de diferencia, pero eran tantas las ganas que hicimos el ADN", relataba Virginia al matutino.

"El ADN fue negativo y además resultó no ser buena persona, manipuló toda la situación para sacar rédito de mi familia. Una cagada total, pero también una experiencia para aprender a no andar por la vida golpeando puertas y preguntando ¿vos sos mi hermano?, y seguir dándome la cabeza contra la pared", lamentaba Virginia.

Un par de años después, Virginia se separó de su marido y se radicó en La Plata, donde mantuvo su empleo. Allí se incorporó a H.I.J.O.S. y la búsqueda de Martín volvió a desilusionarla cuando otra muestra de ADN dio negativa.

Ya en la ciudad de las diagonales, Virginia participó del documental "Hermanos de Sangre", que narra la historia en primera persona de quienes buscan a sus hermanos.

      Virginia Ogando en Hermanos de Sangre.mp4
Virginia Ogando en "Hermanos de Sangre"


A su labor en el Banco Provincia, mismo lugar donde trabajó su padre hasta el día que fue secuestrado, Virginia debía sumarle la crianza de dos pequeños hijos por lo que en 2010 decidió alejarse de la militancia en H.I.J.O.S. y encarar una búsqueda personal por otros medios.

Así fue que en abril de ese año creo la página web Virginiaogandobuscasuhermano.org, desde donde intentó ubicar a Martín. Allí Virginia le dedicó varias cartas: la primera, a la que tituló "Cual mensaje echado al mar en una botella", consistía en un instructivo para que Martín (o los eventuales nietos apropiados) pudiera reconocerse como hijo de desaparecidos.

También esa carta fundacional incluía algunas cosas que Virginia necesitaba decirle a su hermano: "Fueron muchas las circunstancias de la vida en que sentí la necesidad de tenerte, de contar con vos, de que fuéramos cómplices de travesuras infantiles, de que me hicieras el aguante en alguna aventura adolescente, de que estuvieras en mi cumpleaños de quince o en mi fiesta de egreso. También se me hizo dolor tu ausencia en aquellos momentos trascendentales como el nacimiento de mis hijos y en esos otros en los que, estando frente a la toma de decisiones trascendentales, hubiera sido tan bueno poder contarte lo que me ocurría y que vos me ayudaras a tomarlas".

      Embed
banner
Virginiaogandobuscasuhermano.org


En total fueron una decena de entradas, todas escritas en primera persona y con un único interlocutor: Martín Ogando Montesano.

En la última, del 28 de mayo de 2010, Virginia le decía a Martín: "Creeme que cada una de estas cartas que escribo me provoca una profunda emoción y que resulta imposible evitar que las lágrimas bañen la costa de mis ojos, cuando las releo o cuando las comparto con los seres que más amo, pero no son lágrimas de dolor, ¡son de esperanza!, esa empecinada esperanza que me provoca la certeza de que pronto nos vamos a reunir en un abrazo cada vez más impostergable".

Lamentablemente, ese abrazo jamás llegó: el 16 de agosto de 2011, Virginia Ogando se suicidó arrojándose del piso 20 de un edificio de Mar del Plata. En una nota escrita y tachada varias veces, Virginia explicaba los motivos de la trágica decisión: quería encontrarse con sus padres.

Este 5 de noviembre de 2015, el sueño de Virginia se cumplió: Delia encontró a su nieto y Martín encontró a su familia. Finalmente, Martín conocerá a su abuela y a sus sobrinos, y descubrirá que tuvo una hermana que dio la vida para lograr que ese encuentro se hiciera realidad.

      Embed